Mons. Reinaldo Nann

sábado, 9 de junio de 2018

Evangelio del día, 09-06-2018 (Novena Semana del Tiempo Ordinario, Año Par)


Inmaculado Corazón de María
Lectura del santo evangelio según san Marcos 12,38-44
En aquel tiempo, entre lo que enseñaba Jesús a la gente, dijo: «¡Cuidado con los escribas! Les encanta pasearse con amplio ropaje y que les hagan reverencias en la plaza, buscan los asientos de honor en las sinagogas y los primeros puestos en los banquetes; y devoran los bienes de las viudas, con pretexto de largos rezos. Éstos recibirán una sentencia más rigurosa.» Estando Jesús sentado enfrente del arca de las ofrendas, observaba a la gente que iba echando dinero: muchos ricos echaban en cantidad; se acercó una viuda pobre y echó dos reales.

Llamando a sus discípulos, les dijo: «Os aseguro que esa pobre viuda ha echado en el arca de las ofrendas más que nadie. Porque los demás han echado de lo que les sobra, pero ésta, que pasa necesidad, ha echado todo lo que tenía para vivir.»

Reflexión del Evangelio de hoy
Cuando la gente no soportará la doctrina sana
Comienza el capítulo cuarto de esta segunda carta dirigida a Timoteo, invocando el nombre de Cristo, para que sea proclamada la palabra en todo momento. Los tiempos que cita Pablo: “cuando la gente no soportará la doctrina sana” son actuales en cada época y a todos se nos invita a “cumplir nuestra tarea” y mantenernos firmes ante las adversidades.
Las tareas que podemos desempeñar como cristianos abarcan todos los campos: familia, amigos, compañeros de clase o de trabajo, vecinos; nuestro servicio hacia ellos es amplio y se puede concretar: educar a los hijos según los valores evangélicos, luchar contra el mal en los sectores donde nos sea posible, visitar a los que viven en soledad, acompañar a los enfermos. Proclamamos el Evangelio cuando servimos y así nuestro servicio es más eficaz.
Que el Señor nos conceda el gusto por la sana doctrina, el amor a la verdad, la docilidad a la Iglesia; si amamos, servimos al Evangelio, y nuestro servicio a la Palabra ha de ser generoso. Estamos llamados a trabajar para extender la Buena Nueva y este trabajo requiere competencia, empeño, habilidad, capacidad de escucha. Nuestra mejor “arma” es la oración, como indica el texto al decir: “cumple tu ministerio”. Cuando oramos también aprendemos, de modo que desempeñamos nuestro servicio, cumpliendo el ministerio que se nos ha dado.
Dar lo que somos
El texto evangélico nos presenta a una viuda pobre, invitándonos a darnos a nosotros mismos, como Dios que “siendo rico se hizo pobre para enriquecernos”, como Jesús que se dio a sí mismo.
La pobreza evangélica no es tan solo material, pues resultaría fácil dar lo que tenemos, lo que nos sobra. Sin embargo Jesús destaca la pobreza de esta viuda que ha dado “todo lo que tenía” y nosotros estamos llamados a dar nuestro tiempo y  compartir nuestros conocimientos, de modo que ofrezcamos “lo que tenemos para vivir”.
“No se puede amar lo que no se conoce” por ello en este día estamos invitamos a orar, a leer el Evangelio, a meditar el “trocico” que nos presenta la Iglesia. Si conocemos mejor a Jesús, podemos amarlo mejor; si conocemos la Sagrada Escritura, podemos proclamarla con insistencia; si conocemos a nuestro prójimo, podemos darnos a nosotros mismos y compartir lo que somos.
El Santo Padre Francisco nos ha regalado la exhortación apostólica "Gaudete et Exsultate" que se traduce: "Alegraos y regocijaos", sobre el llamado a la santidad actual, en el que explica cómo todos pueden ser santos en su vida concreta. Es la forma de darnos y dar lo que somos a los otros, alegrarnos con nuestro trabajo, gritar “a los cuatro vientos” la alegría de ser hijos de Dios.

Monjas Dominicas Contemplativas
Monasterio Stma. Trinidad y Sta. Lucía (Orihuela)
https://www.dominicos.org/predicacion/evangelio-del-dia/9-6-2018/

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