El Papa Con Una Persona Mayor
© Vatican-Media
El Papa aboga por la
protección de la vida en todas sus etapas (Traducción completa)
(ZENIT
– 6 mayo 2018).- El amor “no es un sentimiento superficial” o “palabras” es
“una actitud fundamental del corazón”, que se manifiesta en acciones concretas,
dijo que el Francisco en el Regina Coeli de este Domingo 6 Mayo de 2018, en la
Plaza de San Pedro. Se trata de amar al otro “no por palabras sino por
hechos”.
¿Y
quién es este otro para amar? “Es es el que me encontré en mi camino … empezando
por el que está cerca de mi en familia, en la comunidad, en el trabajo, en la
escuela …”, dijo el Papa, “y este amor por los demás no se puede reservar para
momentos excepcionales, sino que debe convertirse en la constante de nuestra
existencia”.
Bajo
los aplausos de la multitud de 40.000 personas, llamó a “proteger a los
ancianos como un tesoro precioso y con amor, incluso si crean problemas
económicos y molestias … (a) proporcionar toda la asistencia posible a los
enfermos, incluso en la última etapa” y a acoger a los” niños por nacer”
porque “la vida siempre debe protegerse y ser amada desde la concepción hasta
su declive natural”.
Aquí
está nuestra traducción integral de las palabras que el Papa pronunció para
introducir la oración mariana.
AK
Palabras del Papa antes del Regina Coeli
Queridos
hermanos y hermanas, ¡buenos días!
En
este tiempo pascual, la Palabra de Dios continúa mostrándonos estilos de vida
coherentes para ser la comunidad del Resucitado. Entre ellos, el Evangelio
de hoy presenta el mandato de Jesús: “Permaneced en mi amor. “(Jn 15,9)
Permanece en el amor de Jesús. Vivir en la corriente del amor de Dios,
hacer una morada estable allí, es la condición para que nuestro amor no pierda
su ardor y audacia en el camino. Nosotros también, como Jesús y en Él,
debemos acoger con gratitud el amor que proviene del Padre y permanecer en ese
amor, procurando no separarnos de él por egoísmo o pecado. Es un programa
difícil pero no imposible.
Sobre
todo es importante tomar conciencia que el amor de Cristo no es un sentimiento
superficial sino una actitud fundamental del corazón que se manifiesta en vivir
como Él quiere. Jesús dice: “Si guardáis mis mandamientos, permaneceréis
en mi amor, como yo he observado los mandamientos de mi Padre y permanezco en
su amor”. “(V.10). El amor se realiza en la vida cotidiana, en las
actitudes, en las acciones; de lo contrario, es solo algo
ilusorio. Son palabras, palabras, palabras, no amor. El amor es
concreto, de cada día. Jesús nos pide que guardemos Sus mandamientos, que
se resumen de la siguiente manera: “Amaos los unos a los otros como yo os he
amado”. (V.12).
¿Cómo
puede ser compartido con los demás este amor que el Señor Resucitado nos
da? Jesús ha dicho muchas veces quién es el otro para amar, no por
palabras sino por hechos. Él es el que encuentro en mi camino y que, a
través de su rostro y su historia, me interpela; es quien, por su propia
presencia, me impulsa a salir de mis intereses y mi seguridad; es el que
espera mi disponibilidad para escuchar y caminar juntos.
Disponibilidad
para cada hermano y hermana, sea quien sea y cualquiera que sea la situación en
que se encuentra, empezando por el que está cerca de mi familia, en la
comunidad, en el trabajo, en la escuela … De esta manera, si permanezco unido a
Jesús, su amor puede unirse al otro y atraerlo hacia sí mismo, hacia su amistad.
Y
este amor por los demás no puede reservarse para momentos excepcionales, sino
que debe convertirse en la constante de nuestra existencia. Es por eso que
estamos llamados a proteger a los ancianos como un tesoro precioso y con amor,
incluso si te dan problemas económicos e inconvenientes, debemos
protegerlos. Es por eso que debemos ofrecer toda la asistencia posible a
los enfermos, incluso en la última etapa. Esta es la razón por la que los
niños por nacer siempre deben ser bienvenidos; por eso, en última instancia,
la vida siempre debe ser protegida y amada desde la concepción hasta su declive
natural, esto es amor.
Somos
amados por Dios en Jesucristo, quien nos pide que nos amemos así como Él nos
ama. Pero esto solo podemos hacer si tenemos su mismo corazón en
nosotros. La Eucaristía, a la que estamos llamados a participar todos los
domingos, tiene la finalidad de formar en nosotros el Corazón de Cristo, de
modo que toda nuestra vida esté guiada por sus actitudes generosas. Que la
Virgen María nos ayude a permanecer en el amor de Jesús y crecer en amor para
todos, especialmente los más débiles, para corresponder plenamente a nuestra
vocación cristiana.
No hay comentarios:
Publicar un comentario