Miércoles 4 Abr 2018 | 07:43 am
Francisco: Cada vez que salgo de la
misa debo salir mejor de lo que entré
Ciudad del Vaticano (AICA): “A través de la Eucaristía, el Señor entra en nosotros. Por lo
tanto, no se va a misa ‘para hacer una tarea semanal’ o simplemente un
recuerdo. Para los cristianos ir a misa es asistir a la pasión y resurrección
del Señor y luego vivir más como cristianos”, señaló hoy, miércoles 4 de abril,
el papa Francisco durante la audiencia general en su última catequesis dedicada
a la misa, que comenzó el 8 de noviembre.
“Por medio de la Eucaristía, el Señor Jesús entra en nosotros, en nuestro corazón y en nuestra carne para que podamos experimentar en la vida el sacramento recibido en la fe”, explicó.
El Santo Padre reflexionó sobre la
conclusión de la liturgia. “Finalizada la oración de después de la Comunión, la
misa concluye con la bendición impartida por el sacerdote y la aceptación del
pueblo”.
Francisco destacó que la misa, “igual
que comenzó con el signo de la cruz en el nombre del Padre y del Hijo y el
Espíritu Santo, también ahora la liturgia se sella en nombre de la
Trinidad”.
Además, recordó que, aunque la misa
finaliza, “se abre el compromiso al testimonio cristiano. Salimos de la iglesia
para ir en paz a llevar la bendición de Dios en nuestras actividades
cotidianas, en nuestras casas, en nuestros trabajos, entre nuestras ocupaciones
de la ciudad terrena, glorificando al Señor en nuestra vida”.
Por el contrario “si nosotros salimos
de la iglesia murmurando unos de otros, la misa no ha entrado en nosotros. Cada
vez que salgo de la misa debo salir mejor de lo que he entrado, con más ganas
de dar testimonio cristiano”.
En su catequesis, Francisco afirmó
que “la misa encuentra su cumplimiento en las decisiones concretas de quien se
involucra en primera persona en los misterios de Cristo. No debemos olvidarnos
de que celebramos la Eucaristía para aprender a ser hombres y mujeres
eucarísticos”, que “significa dejar actuar a Cristo en nuestras obras, que sus
pensamientos sean nuestros pensamientos, que sus sentimientos sean nuestros,
que sus decisiones sean también nuestras decisiones”.
“La presencia real de Cristo en el
Pan consagrado no termina con la misa, señaló el Papa, la Eucaristía se
custodia en el sagrario para la comunión de los enfermos y para la adoración
silenciosa del Señor en el santísimo sacramento, el culto eucarístico fuera de
la misa, ya sea de forma privada o comunitaria, nos ayuda a permanecer en
Cristo”.
Por lo tanto, los frutos de la misa están destinados a madurar en la vida de cada día. En verdad, aumentando nuestra unión con Cristo, la Eucaristía actualiza la gracia que el Espíritu nos ha dado en el Bautismo y en la Confirmación, con el fin de que sea creíble nuestro testimonio cristiano”.
Por lo tanto, los frutos de la misa están destinados a madurar en la vida de cada día. En verdad, aumentando nuestra unión con Cristo, la Eucaristía actualiza la gracia que el Espíritu nos ha dado en el Bautismo y en la Confirmación, con el fin de que sea creíble nuestro testimonio cristiano”.
“Encendiendo en nuestros corazones la
caridad divina, la Eucaristía nos separa del pecado”, aseguró. “Acercarse
regularmente al convite eucarístico renueva, fortifica y profundiza el vínculo
con la comunidad cristiana a la cual pertenecemos, según el principio de la
Eucaristía hace la Iglesia”.
En fin, “participar en la Eucaristía
nos compromete para con los pobres, educándonos a pasar de la carne de Cristo a
la carne de los hermanos en los que espera ser reconocido por nosotros,
servido, honrado y amado”.
“Portando el tesoro de la unión con
Cristo en vasos de barro, tenemos una necesidad continua de regresar al santo
altar, hasta que, en el paraíso, gocemos plenamente la santidad del banquete de
bodas del Cordero”, concluyó el papa Francisco.
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