Mons. Reinaldo Nann

lunes, 5 de marzo de 2018

Ángelus “Un grave peligro”


« La tentación de aprovechar de actividades buenas para cultivar intereses privados o ilícitos”
Ángelus 04/ 03/2018 Captura @ Vatican Media
(ZENIT – 4 marzo de 2017).- “Jesús ha utilizado esta vez `maneras fuertes´ para librarnos de este peligro mortal”, explica el papa Francisco.
El Papa ha comentado, antes del Ángelus de este tercer domingo de Cuaresma, 4 de marzo de 2018, el Evangelio de San Juan que cuenta la purificación del Templo de Jerusalén: Jesús echó a los mercaderes del Templo.
Unas 20.000 personas estaban reunidas en la Plaza San Pedro, según las cifras de la Gendarmería del Vaticano.
Este “grave” peligro “extremo”, o “mortal” dice el Papa, es “el peligro de hacer de nuestra alma, que es la morada de Dios, un lugar de mercado, viviendo en la búsqueda continua de nuestro provecho en lugar de en un amor solidario y generoso”.

El Papa precisa: “Esta enseñanza de Jesús es siempre actual, no solamente para las comunidades eclesiales, sino también para los individuos, para las comunidades civiles y para las sociedades. En efecto, es común la tentación de aprovecharse de las actividades buenas, a veces necesarias, para cultivar intereses privados, incluso ilícitos.
Entendemos que el Papa tiene un ejemplo ante los ojos, con la apertura, el 15 de marzo, del juicio de dos ex funcionarios responsables del Instituto Financiero del Vaticano por malversación de fondos y blanqueo de dinero.
Después del Ángelus, el Papa ha saludado a diferentes grupos, de jóvenes italianos que se preparan para el sacramento de la Confirmación.
Esta es nuestra traducción rápida de trabajo, de las palabras pronunciadas por el Papa en italiano.
AB
Palabras del Papa Francisco.
Queridos hermanos y hermanas, ¡buenos días!
El Evangelio de hoy presenta, en la versión de Juan el episodio en el que Jesús echaba a los vendedores del templo de Jerusalén (Jn 2, 13-25) Él realizó este gesto ayudándose con un látigo de cuerdas, volcó las mesas y dijo: “no conviertan en un mercado la casa de mi Padre” (v. 16). Esta acción decisiva, llevada a cabo al acercarse la Pascua, suscitó gran impresión en la muchedumbre y despertó la hostilidad de las autoridades religiosas y de aquellos que se sintieron amenazados por sus intereses económicos. Pero ¿Cómo debemos interpretarlo? Ciertamente no era una reacción violenta, por lo que no provocó la intervención de los representantes del orden público, la policía. ¡No! Pero fue entendida como una acción típica de los profetas, quienes con frecuencia denunciaban en nombre de Dios, abusos y excesos. La cuestión que se planteó era la de la autoridad. De hecho, los judíos le preguntaron a Jesús ¿Qué signos nos muestras para obrar así? (v.18), es decir ¿Qué autoridad tienes para hacer esto? Como pidiéndole la demostración de que él obraba verdaderamente en nombre de Dios.
Para interpretar el gesto de Jesús para purificar la casa de Dios, sus discípulos se sirvieron de un texto bíblico tomado del Salmo 69: “El celo por tu casa me consumirá”, (v.17). El salmo dice esto: “El celo por tu casa me devorará”, este salmo es una invocación de ayuda en una situación de un peligro extremo a causa del odio de los enemigos: una situación que Jesús vivirá en su pasión. El celo por el Padre y por su casa lo llevará hasta la cruz, el suyo es el celo del amor que conduce al sacrificio de sí mismo, no ese falso (celo) que pretende servir a Dios mediante la violencia. En efecto, el “signo” que Jesús dará como prueba de su autoridad será precisamente su muerte y resurrección “Destruid este templo, dice, y en tres días lo levantaré” (v.19). Y el evangelista señala: “Él hablaba del templo de su cuerpo” (v.21). Con la Pascua de Jesús un culto nuevo comienza, el culto del amor, y un templo nuevo que es Él mismo.
La actitud de Jesús relatada en el pasaje evangélico de hoy, nos exhorta a vivir nuestra vida no en la búsqueda de nuestros beneficios e intereses, sino por la gloria de Dios que es el amor. Estamos llamados a tener siempre presentes estas palabras fuertes de Jesús.
“No hagáis de la casa de mi Padre un mercado” (v. 26), es muy feo cuando la Iglesia se pone en esta actitud de hacer de la casa de Dios un mercado. Estas palabras nos ayudan a rechazar el peligro de hacer de nuestra alma, que es morada de Dios, un lugar de mercado viviendo en la búsqueda continua de nuestro interés en lugar del amor generoso y solidario. Esta enseñanza de Jesús es siempre actual, no solo para las comunidades eclesiales, sino también para los individuos; para las comunidades civiles y para la sociedad. En efecto, es común la tentación de aprovecharse de las actividades buenas, a veces necesarias, para cultivar intereses privados, incluso ilícitos. Es un grave peligro, especialmente cuando se instrumentaliza a Dios y al culto debido a Él o al servicio al hombre y su imagen. Por eso Jesús usa a veces modos bruscos para sacudir de este peligro mortal.
Que la Virgen María nos sostenga en nuestro compromiso para hacer de la Cuaresma una buena ocasión de reconocer a Dios como el único Señor de nuestra vida, y quitando de nuestro corazón y de nuestras obras toda forma de idolatría.
Palabras del Papa Francisco después del Ángelus
Queridos hermanos y hermanas:
Os saludo a todos, venidos de Roma, de Italia y de diferentes países, en particular a los peregrinos de las diócesis de Granada, Málaga y Córdoba en España.
Saludo a los numerosos grupos parroquiales, los fieles venidos de Spinaceto, Milán y Nápoles, lo mismo que a los jóvenes de Azzano Mella y a los confirmandos de la diócesis de Vicence, a los que animo a testimoniar con la alegría del Evangelio, sobre todo entre los suyos.
Os deseo a todos un buen domingo. Y por favor no os olvidéis de orar por mi. ¡Buen provecho y hasta luego!.

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