Mons. Reinaldo Nann

martes, 14 de noviembre de 2017

Evangelio del día

Lectura del santo evangelio según san Lucas 17,7-10
En aquel tiempo, dijo el Señor: Suponed que un criado vuestro trabaja como labrador o como pastor; cuando vuelve del campo, ¿quién de vosotros le dice: "En seguida, ven y ponte a la mesa" ¿No le diréis: "Prepárame de cenar, cíñete y sírveme mientras como y bebo, y después comerás y beberás tú" ¿Tenéis que estar agradecidos al criado porque ha hecho lo mandado? Lo mismo vosotros: Cuando hayáis hecho todo lo mandado, decid: "Somos unos pobres siervos, hemos hecho lo que teníamos que hacer."

Reflexión del Evangelio de hoy

Dios creó al hombre incorruptible

El telón de fondo de la primera lectura es la suerte que corren los justos y si es igual que la de los impíos. ¿Van todos al seol, a un lugar común? Un primer apunte en el Antiguo Testamento del distinto final para unos y para otros lo encontramos en el libro de los  Macabeos donde se nos habla de la resurrección de los justos. Pero es en este libro de la Sabiduría donde se nos dice con claridad qué será de los justos: “La gente pensaba que eran castigados; pero ellos esperaban seguros la inmortalidad. Sufrieron un poco; recibirán grandes favores”.
Jesús, nuestro Maestro y Señor, llena de luz nuestros interrogantes sobre el destino final de sus seguidores. “Yo soy la resurrección y la vida, el que cree en mí aunque muera vivirá; y todo el que cree en mí no morirá para siempre”. Nuestra meta final no es la muerte, el fracaso, la nada… es la vida y la vida en plenitud. Estamos enrolados en una historia de salvación y no de perdición, en una historia que termina bien, en el gozo de la total felicidad.

La paga de un buen Padre a sus hijos

Jesús para resaltar ciertos aspectos, a veces, en sus parábolas pone unos ejemplos que no se corresponden con nosotros en todos los aspectos. Nosotros con Dios nunca estamos en la postura de criados, de siervos, respecto a su señor. Ante Dios somos sus hijos. Es una relación de hijos con su Padre. Desde esta perspectiva debemos ver la enseñanza que nos quiere transmitir Jesús en la parábola de hoy. Cuando nos portemos como hijos, cuando hayamos hecho todo lo que nuestro buen Padre Dios nos indica… no tenemos que gloriarnos ante él de lo bien que hemos hecho todo, no podemos pedirle que nos sirva la cena y se ponga a nuestro servicio… Ante Dios, no se trata de derechos, de exigencias. Nuestra relación con él va por otro camino. Va por el camino de las relaciones de un buen Padre con sus hijos y la de unos hijos con su Padre, del que hemos recibido todo: nuestra vida, nuestros talentos… “Cuando hayamos hechos todo lo que teníamos que hacer” (e incluso cuando fallemos en nuestra labor de hijos), Dios, nuestro Padre, nos seguirá dando el premio de su amistad, de su amor, de poder disfrutar de su presencia todos nuestros días. ¿Podemos recibir una paga mejor? 

Fray Manuel Santos Sánchez
Convento de Santo Domingo (Oviedo)

https://www.dominicos.org/predicacion/evangelio-del-dia/14-11-2017/

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