Mons. Reinaldo Nann

miércoles, 18 de octubre de 2017

Evangelio del día

Lectura del santo evangelio según san Lucas 10,1-9
En aquel tiempo, designó el Señor otros setenta y dos y los mandó por delante, de dos en dos, a todos los pueblos y lugares adonde pensaba ir él.
Y les decía: «La mies es abundante y los obreros pocos; rogad, pues, al dueño de la mies que mande obreros a su mies. ¡Poneos en camino! Mirad que os mando como corderos en medio de lobos. No llevéis talega, ni alforja, ni sandalias; y no os detengáis a saludar a nadie por el camino. Cuando entréis en una casa, decid primero: "Paz a esta casa." Y si allí hay gente de paz, descansará sobre ellos vuestra paz; si no, volverá a vosotros. Quedaos en la misma casa, comed y bebed de lo que tengan, porque el obrero merece su salario. No andéis cambiando de casa. Si entráis en un pueblo y os reciben bien, comed lo que os pongan, curad a los enfermos que haya, y decid: "Está cerca de vosotros el reino de Dios."»
Reflexión del Evangelio de hoy

El Señor me dio fuerzas para anunciar íntegro el Evangelio
El autor de este texto se sitúa en los últimos días de Pablo, quizá como recurso para reforzar su autoridad. Sus letras trasmiten sentimiento de soledad ante el previsible fin, pues unos lo han abandonado por la dureza del momento y otros han sido enviados a misionar. Lucas es el que permanece a su lado. En este estado de cosas, quiere tener consigo a Timoteo, a quien encarga venga con Marcos, de cuyo abandono en el primer viaje no guarda mal recuerdo. Añade un recado personal: que le traigan la capa y los pergaminos, que bien le vendrán para el inminente invierno. Le sobrevienen, además, dos recuerdos no muy alegres: el proceder de Alejandro y la soledad en la que le dejaron sus colaboradores en una, para el autor, falta de lealtad. El apóstol, no obstante, lo afirmado, no se arredra porque bien sabe, y así lo atestigua, que siempre ha tenido la ayuda de Dios Padre para anunciar el evangelio de Cristo Jesús, incluso ante auditorios y tribunales paganos. No está lejos la meta de su quehacer apostólico, y es de agradecer la sinceridad: la salvación que ha recibido de Dios por su fidelidad al Evangelio de Jesús es la que le conduce al reino de Cristo el Señor. Experiencia dura y difícil, lo que no obsta para dejarnos un testimonio creyente de fidelidad al amor de Dios y a la Palabra de su Hijo más allá de obstáculos y sinsabores.
Estáis cerca del Reino de Dios
El evangelio de Lucas alude a la misión de los Doce, y completa la acción apostólica con el envío de los setenta y dos que, de dos en dos,  Jesús ordena que vayan cual mensajeros o precursores. Hágase una lectura literal o simbólica, lo cierto es que es indudable la intención misionera y universal que rezuma todo el evangelio de Lucas: la Palabra de Dios debe ser conocida por todo el mundo porque para la salvación de todas las personas ha puesto Dios su tienda entre nosotros. El propósito del envío es que preparen los caminos que después recorrerá el Maestro; la estrategia no puede ser otra que la austeridad y sencillez para que quede siempre patente que la fuerza está en Dios Padre y nunca en la persona que presta su voz a la Palabra; los procedimientos a desarrollar están indicados con claridad: dad vida, trabajad la salud de la gente, ayudad a vivir, anunciad contra viento y marea la cercanía de Dios Padre con todos, en especial con los pequeños y sufrientes. En una palabra, adelanten la presencia de Jesús de Nazaret con todos los que esperan y necesitan la venida del Dios-con-nosotros. Y tengan bien claro que en el salario del apóstol está, puede estar, el rechazo y la incomprensión. Es el momento para renovar la confianza en aquel que nos ha enviado y disfrutará con todos los apóstoles y misioneros la alegría vivida por anunciar la Palabra que da vida y faculta a todo hijo de Dios a manifestarse fuerte frente al mal.  
Misericordia es una experiencia creyente que asociamos felizmente a San Lucas y su evangelio. Compañero de Pablo en su misión nos ha dejado en su evangelio las páginas que más y mejor nos hablan de la ternura cercana de un Dios que prefiere ejercer siempre de Padre.
¿Cómo nos entrenamos en la fuerza que da la confianza en Dios para superar las dificultades de la comunidad en su testimonio y predicación?

Fr. Jesús Duque O.P.
Convento de Santo Domingo de Scala-Coeli (Córdoba)

https://www.dominicos.org/predicacion/evangelio-del-dia/hoy/

No hay comentarios:

Publicar un comentario