Mons. Reinaldo Nann

lunes, 17 de abril de 2017

“Acariciar a los enfermos es una medicina importante para un hospital” [Papa Francisco]


“La función del hospital es curar a la gente, pero existe el peligro de olvidarse que la medicina más importante solamente una familia puede dar: ¡las caricias! Una medicina muy costosa porque para tenerla hay que esforzarse y poner el corazón y todo el amor”. Estas fueron las palabras que dirigió el Papa Francisco a inicios de esta semana a un grupo de jóvenes internados en el Hospital pediátrico ‘Bambino Gesú’ de Roma.

Después de tomarse las fotografías de ocasión, los jóvenes le entregaron una tarjeta en la que escribieron: “Querido Francisco, gracias de habernos recibido, estamos contentos de estar aquí porque nos infundes esperanza y ánimo para el mañana. ¡Te queremos mucho, gracias!, los jóvenes del Bambino Gesú”. El Santo Padre lo leyó y les agradeció la dedicatoria.


En su discurso, el Santo Padre recordó la visita anterior en la que le presentaron uno a uno a los jóvenes: “Percibí que más que un hospital esto es una familia y que era más importante el nombre de la persona que su enfermedad, que se mencionaba al final, como un accidente, como algo secundario”.

El Papa agregó que entrar en un hospital provoca siempre miedo, pues se da cuenta cuando se acerca a algunos pequeños, que al verlo de blanco piensan que es un médico que los vacuna y se ponen a llorar, pero cuando sienten dos caricias se tranquilizan. Y dijo que si bien la función del hospital es curar a la gente, “existe el peligro de olvidar la medicina más importante que solamente una familia puede dar: ¡las caricias!, que es una medicina muy costosa porque para tenerla hay que esforzarse y poner el corazón y todo el amor.

“Así el hospital se vuelve una familia y un testimonio humano. Es un hospital católico para ser católico antes hay que ser humano, y ustedes dan testimonio humano, hoy, concluyó.

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