Mons. Reinaldo Nann

sábado, 2 de abril de 2016

XI aniversario del fallecimiento de San Juan Pablo ll, papa


Hoy, 2 de abril de 2016, se cumple un año más -y ya son 11- del sensible fallecimiento de su santidad San Juan Pablo II, Karol Joseph Wojtyla, quien a partir de 2005 fue conocido como El Magno.

El papa de mirada tierna nació el 18 de mayo de 1920 en Polonia, y desde temprana edad dio lecciones de amor, fuerza, valentía y entereza. Los primeros años de la vida de Karol Wojtyla estuvieron marcados por la pérdida. Cuando tenía 9 años, su madre, Emilia Kaczorowska, falleció al dar a luz a su hermana, quien también nació muerta. Luego, cuando tenía 11 años, su hermano Edmund, quien era médico, fue contagiado de escarlatina por uno de sus pacientes y murió al poco tiempo.

Finalmente, quedó huérfano a la edad de 21 años cuando su padre falleció de un ataque cardiaco. Sin embargo, el hecho de quedarse solo en el mundo no lo amilanó. Más bien, Karol siguió luchando, estudiando y trabajando. Le gustaba el teatro e inclusive escribió varias obras con mensajes cristianos, interpretando el rol principal en muchas de ellas.


También destacó en los deportes, sobre todo en el esquí y en la caminata. Durante la Segunda Guerra Mundial, en plena ocupación nazi en Polonia, participó en varias obras de contenido patriótico. Lolek, como lo llamaban sus amigos, empezó a estudiar teología clandestinamente ya que se suspendió la enseñanza religiosa. Aún a costa de su propia vida, participó en la resistencia y ayudó a varias familias judías a huir.

Concluida la guerra terminó sus estudios de teología y fue ordenado sacerdote en 1946. Siguió estudiando hasta obtener el grado de doctor, ejerció la docencia universitaria y fue profesor en el Seminario Metropolitano de Cracovia. Siendo Arzobispo de Cracovia fue al mismo tiempo catedrático de Filosofía en la Universidad Católica de Dublín.

Tanto en la iglesia como en la universidad, con los fieles y alumnos, inculcó el amor a la verdad. En 1978, tras la temprana muerte de Juan Pablo I, Karol Wojtyla fue elegido papa, adoptando el nombre de Juan Pablo II en honor a su antecesor, a San Juan XXIII y al Beato Pablo VI. Este es el comienzo de un trabajo de más de 26 años que se inició el 16 de octubre de 1978 y concluyó la tarde del 2 de abril de 2005, tras una larga agonía que tuvo su origen el 13 de mayo de 1981, día en que Alí Agca atentó contra su vida. Años después, Juan Pablo II visitó a Agca en su celda y lo perdonó.

A pesar de ser un hombre marcado por el sufrimiento y la violencia, el pontificado de Juan Pablo II estuvo lleno de lecciones de amor y perdón. No dejó ni por un instante su labor pastoral y puso en acción todas sus cualidades para llegar a las personas sin distinción de raza, color o condición social, manteniendo un corazón joven de espíritu.

Desde el inicio de su papado siempre se le escuchó decir: No tengáis miedo”. Se refería, por supuesto, a no tener miedo de amar, no tener miedo a la verdad, no tener miedo de nosotros mismos, no tener miedo de perdonar, de acercarnos a Cristo y ser mejores personas cada día. San Juan Pablo II amó la paz.

Apenas iniciado su pontificado intervino decisivamente en el conflicto suscitado entre Argentina y Chile, logrando que resolvieran sus problemas fronterizos de manera pacífica. Luego intervino en el conflicto por las islas Las Malvinas en el año 1982, en la caída del muro de Berlín y en la caída del bloque soviético. También se acercó a otras religiones e iglesias en el mundo.

En Juan Pablo II destaca también el gran amor que sintió por los niños y jóvenes, a quienes siempre buscó, con quienes se comunicó y compartió inolvidables momentos. Recibió a innumerables jóvenes en el Vaticano que inclusive le bailaron breakdance. Además, empleó la música para acercarlos a Dios, editando en el año 2000 el CD Abba Pater que, entre otras, contiene la canción Pater Noster, que quiere decir Padre Nuestro.


Sus últimas palabras antes de ir al encuentro del Señor fueron: Os he buscado. Ahora ustedes me habéis venido a ver. Y os doy las gracias”. Precisamente, esta frase fue dirigida a los jóvenes que abarrotaban la Plaza de San Pedro orando por su salud. Adiós, querido papa peregrino.

Éste año la Jornada Mundial de la Juventud '16, se celebrará en Cracovia.

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