Mons. Reinaldo Nann

miércoles, 30 de marzo de 2016

Con la resurrección de Jesús la Escritura se ha desvelado de un modo nuevo

Hoy partiendo de lo inesperado, la Escritura se ha desvelado de un modo nuevo. Obviamente, la nueva lectura de las Escrituras sólo podía comenzar después de la resurrección, porque únicamente por ella Jesús quedó acreditado como enviado de Dios. Ahora había que identificar ambos eventos —cruz y resurrección— en la Escritura, entenderlos de un modo nuevo y llegar así a la fe en Jesucristo como el Hijo de Dios.

Para los discípulos, la resurrección era tan real como la cruz. Se rindieron simplemente ante la realidad: después de tanto titubeo y asombro inicial, ya no podían oponerse a ella. Es realmente Él; vive y nos ha hablado, ha permitido que le toquemos, aun cuando ya no pertenece al mundo de lo que normalmente es tangible.

—La paradoja era indescriptible: Él era completamente diferente, no un cadáver reanimado, sino alguien que vivía desde Dios de un modo nuevo y para siempre; y, al mismo tiempo, sin pertenecer ya a nuestro mundo, estaba presente de manera real, en su plena identidad.

Comentario: REDACCIÓN evangeli.net (elaborado a partir de textos de Benedicto XVI) (Città del Vaticano, Vaticano).

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