Mons. Reinaldo Nann

lunes, 4 de enero de 2016

El establo de Belén es el nuevo palacio de David


Hoy, Navidad responde a la pregunta: "¿Dónde vives?". El pesebre suele representarse como un edificio desvencijado. Delata un pasado esplendoroso, pero ahora está deteriorado, sus muros en ruinas: se ha convertido justamente en un establo. El trono de David, al que se había prometido una duración eterna, está vacío. José, el descendiente de David, es un simple artesano.

David mismo empezó como pastor. En el establo de Belén, precisamente donde estuvo el punto de partida, vuelve a comenzar la realeza davídica de un modo nuevo: en aquel niño envuelto en pañales y acostado en un pesebre. El nuevo trono desde el cual este "David" atraerá el mundo es la Cruz.

—La Cruz se corresponde con el nuevo inicio en el establo. Así se construye el verdadero palacio davídico. Este nuevo palacio es la comunidad de cuantos se dejan atraer por el amor de Cristo y con Él llegan a ser una humanidad nueva. ¡El poder de la bondad que se entrega en la Cruz!: ésta es la verdadera realeza.

Comentario: REDACCIÓN evangeli.net (elaborado a partir de textos de Benedicto XVI) (Città del Vaticano, Vaticano).

No hay comentarios:

Publicar un comentario