Mons. Reinaldo Nann

martes, 10 de noviembre de 2015

La muerte: una mirada a la realidad

Hoy, en la perspectiva de la sabiduría evangélica, la muerte misma aparece como portadora de una enseñanza saludable, porque obliga a mirar cara a cara la realidad, impulsa a reconocer la caducidad de lo que parece grande a los ojos del mundo. Ante la muerte pierde interés todo motivo de orgullo humano ("siervos inútiles somos") y, en cambio, resalta lo que vale de verdad ("hemos hecho lo que debíamos hacer").

Todo acaba, todos en este mundo estamos de paso. Sólo Dios tiene vida en Sí mismo; Él es la vida. Nuestra vida es participada, dada "ab alio" ("por otro"); por eso un hombre sólo puede llegar a la vida eterna a causa de la relación particular que el Creador le ha dado consigo.

Padre, viendo que el hombre se había alejado de Ti por la desobediencia (¡siervos inútiles somos!), diste un paso más y creaste una nueva relación entre Tú y nosotros: Cristo tu Hijo, asumiéndonos en su obediencia, "dio su vida por nosotros".

Comentario: REDACCIÓN evangeli.net (elaborado a partir de textos de BenedictoXVI) (Città del Vaticano, Vaticano).

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