Mons. Reinaldo Nann

lunes, 19 de octubre de 2015

El desarrollo humano

Hoy Jesucristo nos habla del "desarrollo" genuino del hombre y nos advierte del peligro (incluso, ridiculez) de la codicia. Las realidades de la verdad y del amor —nuestro auténtico camino— no se encuentran en el mundo de las cantidades, sino que sólo podemos encontrarlas si vamos más allá de ese mundo y entramos en un nuevo orden.

De los dinosaurios se afirma que se extinguieron porque se habían desarrollado erróneamente: mucho caparazón y poco cerebro, muchos músculos y poca inteligencia. ¿No estaremos desarrollándonos también nosotros de forma errónea: mucha técnica, pero poca alma?; ¿un grueso caparazón de capacidades materiales, pero un corazón que se ha vuelto vacío? En medio de tantas cosas y de tanto aparentar, ¿no hemos perdido la capacidad de percibir en nosotros la voz de Dios, de reconocer lo bueno, lo bello y lo verdadero?

—Señor, Dios nuestro, ten misericordia de nosotros para que entendamos que el desarrollo verdaderamente humano está antes en el "ser" que en el "tener".

Comentario: REDACCIÓN evangeli.net (elaborado a partir de textos de Benedicto XVI) (Città del Vaticano, Vaticano).

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