Mons. Reinaldo Nann

sábado, 26 de septiembre de 2015

La "Nueva Alianza" sellada en la Sangre de Cristo

Hoy, ante la expectativa de un mesianismo espectacular, Jesús anuncia sus padecimientos que ofrecerá "por" nosotros. Su fidelidad consiste en que Él no sólo actúa como "Dios respecto a los hombres", sino también como "hombre respecto a Dios", fundando así la Alianza de modo irrevocablemente estable.

Este injerto ya inconmovible de la alianza en el corazón del hombre tiene lugar en el sufrimiento vicario del Hijo que se ha hecho siervo. Desde entonces, a toda la marea sucia del mal se contrapone la obediencia del Hijo, en el cual Dios mismo ha sufrido. La sangre de los animales no podía ni "expiar" el pecado ni unir a los hombres con Dios; era simplemente un signo de esperanza. Pero en las palabras de Jesús sobre el cáliz, todo esto se ha reasumido y convertido en realidad.

—Jesús, tú nos das la "Nueva Alianza" sellada con tu Sangre, con el don total de ti mismo. ¡Éste es el "nuevo culto" en el que la humanidad es atraída a tu misma obediencia!

Comentario: REDACCIÓN evangeli.net (elaborado a partir de textos de Benedicto XVI) (Città del Vaticano, Vaticano).

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