Mons. Reinaldo Nann

domingo, 13 de septiembre de 2015

La confesión de Pedro en el camino hacia Jerusalén

Hoy contemplamos un hito en el camino de Jesucristo: la confesión de Pedro. Jesús pregunta a los discípulos qué dice la gente de Él y qué piensan ellos mismos. Las opiniones de la gente constituyen aproximaciones —desde el pasado— al misterio de Jesucristo y tienen algo en común: sitúan a Jesús en la categoría de los profetas (Elías, Jeremías, Bautista…). Pero no alcanzan a su naturaleza divina.

Pedro contesta en nombre de los Doce con una declaración que se aleja claramente de la opinión de la "gente": "Tú eres el Cristo" (o, también, según pasajes paralelos, el "Ungido", "Hijo de Dios"). Inmediatamente después, Jesús anuncia su pasión y resurrección, y añade una enseñanza sobre el camino de los discípulos: consistirá en seguir al "Crucificado" en un "perderse a sí mismos".

—En su confesión, Pedro utilizó "palabras de promesa" de la Antigua Alianza: fue una confesión "como a tientas". Aquella confesión adquirió su forma completa cuando Tomás tocó las heridas del Resucitado y exclamó conmovido: "¡Señor mío y Dios mío!".

Comentario: REDACCIÓN evangeli.net (elaborado a partir de textos de Benedicto XVI) (Città del Vaticano, Vaticano).

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