Hoy empieza el "Discurso Escatológico" de Jesucristo y nos plantea el "ser o no ser" de nuestra vida: el hombre
no sólo debería preguntarse qué quiere, sino más bien para qué es bueno y qué
puede aportar. Entonces comprendería que la realización no reside en la
comodidad, en el dejarse llevar, sino en aceptar los retos. Desconocer esta
realidad aboca al "llanto y rechinar de dientes". De ahí, el aviso: ¡Velad!
No se puede llegar a ser hombres sin el dominio de sí, sin
la renuncia, sin el esfuerzo para sufrir con paciencia la tensión de lo que se
debería ser. Precisamente, el "llanto y rechinar de dientes"
representa el peligro del fracaso del ser humano. En un mundo alejado de Dios
y, por tanto, del amor, se siente frío, hasta el punto de provocar el rechinar
de dientes.
—Señor, tus caminos —de amor— no son cómodos. Pero no he
sido creado para la comodidad, sino para cosas grandes, para el bien, para los
demás, para Ti.
Comentario: REDACCIÓN evangeli.net
(elaborado a partir de textos de Benedicto XVI) (Città del Vaticano, Vaticano).
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