Mons. Reinaldo Nann

jueves, 27 de agosto de 2015

El hombre: ¿para qué es bueno?

Hoy empieza el "Discurso Escatológico" de Jesucristo y nos plantea el "ser o no ser" de nuestra vida: el hombre no sólo debería preguntarse qué quiere, sino más bien para qué es bueno y qué puede aportar. Entonces comprendería que la realización no reside en la comodidad, en el dejarse llevar, sino en aceptar los retos. Desconocer esta realidad aboca al "llanto y rechinar de dientes". De ahí, el aviso: ¡Velad!

No se puede llegar a ser hombres sin el dominio de sí, sin la renuncia, sin el esfuerzo para sufrir con paciencia la tensión de lo que se debería ser. Precisamente, el "llanto y rechinar de dientes" representa el peligro del fracaso del ser humano. En un mundo alejado de Dios y, por tanto, del amor, se siente frío, hasta el punto de provocar el rechinar de dientes.

—Señor, tus caminos —de amor— no son cómodos. Pero no he sido creado para la comodidad, sino para cosas grandes, para el bien, para los demás, para Ti.

Comentario: REDACCIÓN evangeli.net (elaborado a partir de textos de Benedicto XVI) (Città del Vaticano, Vaticano).

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