Hoy, la denuncia que Cristo dirige a los fariseos por su
hipocresía nos lleva a considerar el peligro de caer en la justicia meramente
"formal", forzando la verdad de las cosas. La más fundamental, el
amor —"caritas"— es una fuerza extraordinaria, que mueve a las
personas a comprometerse con valentía y generosidad en el campo de la justicia
y de la paz.
Pero sólo en la verdad resplandece la caridad. La verdad
es luz que da sentido y valor a la caridad. Sin verdad, la caridad cae en mero
sentimentalismo y, entonces, el "amor" se convierte en un envoltorio
vacío que se rellena arbitrariamente. Éste es el riesgo fatal del amor en una
cultura sin verdad. Es presa fácil de las emociones y las opiniones
contingentes de los sujetos; una palabra de la que se abusa y que se
distorsiona, terminando por significar lo contrario.
—Jesucristo purifica y libera de nuestras limitaciones
humanas la búsqueda del amor y la verdad: Él mismo es la Verdad (cf. Jn 14,6).
Comentario: REDACCIÓN evangeli.net
(elaborado a partir de textos de Benedicto XVI) (Città del Vaticano, Vaticano).
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