Mons. Reinaldo Nann

domingo, 5 de julio de 2015

Jesús no quita nada de la "Torá", sino que "añade": se añade a Sí mismo


Hoy sobresale la "controversia" alrededor de Jesús de Nazaret. En otros lugares del Evangelio vemos cómo polemizan y se "escandalizan" los fariseos y escribas… Ahora también sus propios paisanos y familiares: creen conocerle, pero en realidad no le conocen. Para conocerle es necesaria la fe: ¡no bastan los milagros!

El "Yo" de Jesús ("Yo os digo…") causa en sus oyentes un "conflicto". Sus interlocutores captan que Jesús no quita nada de la sagrada "Ley"; todo lo contrario, añade. ¡Pero se añade a sí mismo!: Él es la "Torá", Él es mayor que el Templo y Señor del Sábado... He ahí el núcleo del "espanto" de los judíos: la centralidad del Yo de Jesús en su mensaje, que da a todo una nueva orientación. La perfección (ser santo como lo es Dios) exigida por la "Torá" consiste ahora en seguir a Jesús.

—Esta misteriosa equiparación de Jesús con Dios que se refleja en sus palabras es, justamente, el centro de la fe cristiana: ¡Jesús, Tú eres el Hijo de Dios!

Comentario: REDACCIÓN evangeli.net (elaborado a partir de textos de Benedicto XVI) (Città del Vaticano, Vaticano).

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