Mons. Reinaldo Nann

jueves, 16 de julio de 2015

El "yugo de Dios"

Hoy, para guiarnos hacia el reposo, Jesús nos habla de "su yugo" y de "su carga". Cristo nos está describiendo dos exigencias del amor. Primera: quien se enamora desea someterse ("sub-yugarse") a la voluntad de la persona amada. Segunda: por este camino, el amante avanza hacia la identificación con el amado, haciéndose "cargo" de su bien. Este "yugo" es, precisamente, la Ley de Dios, una ley que libera.

Emerge ahí el tema de la libertad: el amante pone voluntariamente su libertad al servicio del amado. En este caso no se pierde la libertad, sino que se la libera de ataduras y entretenimientos egoístas. La libertad tiene una orientación (el compromiso con el amado), y por ello está en contradicción con todo aquello que, aparentando liberar al hombre, en realidad lo esclaviza.

—Señor, quien rompe la amistad contigo, quien se sacude de encima tu "yugo ligero", no alcanza la libertad, sino que, por el contrario, se convierte en esclavo de otros poderes.

Comentario: REDACCIÓN evangeli.net (elaborado a partir de textos de Benedicto XVI) (Città del Vaticano, Vaticano).

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