Mons. Reinaldo Nann

miércoles, 15 de julio de 2015

Claves sobre el discurso más ambicioso del Papa en América Latina



15-07-2015

En América Latina Francisco reservó su discurso más ambicioso para los más pobres, los Movimientos Populares. Son cartoneros, campesinos, artesanos, recicladores, desahuciados o parados con una característica en común: la de no contar para nada. Son víctimas de la cultura del descarte.

FRANCISCO
"¿Qué puedo hacer yo, cartonero, catadora, pepenador, recicladora frente a tantos problemas si apenas gano para comer?”.

Francisco pronunció para ellos el discurso más largo y contundente de todo el viaje a Latinoamérica. Un discurso de denuncia pero sobre todo, un discurso para transmitir esperanza.

FRANCISCO
"Sufrimos cierto exceso de diagnóstico que a veces nos lleva a un pesimismo charlatán o a regodearnos en lo negativo. Al ver la crónica negra de cada día, creemos que no hay nada que se puede hacer salvo cuidarse a uno mismo y al pequeño círculo de la familia y los afectos”.

Y por eso el Papa comenzó por la palabra "cambio”. Pidió cambiar un sistema global que excluye por uno solidario cuyos protagonistas son los más pobres.


FRANCISCO
"Cambios nacionales, cambios regionales y cambios mundiales. ¡No se achiquen! Ustedes, los más humildes, los explotados, los pobres y excluidos, pueden y hacen mucho”.

Denunció que el sistema actual no sólo pone al dinero en el centro sino que genera riqueza a costa de empobrecer a otros.

FRANCISCO
"La ambición desenfrenada de dinero que gobierna. Ese es "el estiércol del diablo”. El servicio para el bien común queda relegado. Se está castigando a la Tierra, a los pueblos y a las personas de un modo casi salvaje”.

De ahí su denuncia de los colonialismos. Invasores que explotan a los pueblos conquistados para lograr sus intereses. Dijo que no es cosa del pasado.

FRANCISCO
"El nuevo colonialismo adopta diversas fachadas. A veces, es el poder anónimo del ídolo dinero: corporaciones, prestamistas, algunos tratados denominados "de libre comercio” y la imposición de medidas de "austeridad” que siempre ajustan el cinturón de los trabajadores y los pobres”.

Uno de los momentos culminantes de su discurso fue cuando habló sobre la conquista de América Latina para pedir perdón.

FRANCISCO
"Pido humildemente perdón, no sólo por las ofensas de la propia Iglesia sino por los crímenes contra los pueblos originarios durante la llamada conquista de América”.

Francisco cumplió con este encuentro un doble objetivo muy claro: el de conseguir que por un momento el mundo fijase sus ojos en quienes no cuentan y darles un mensaje de apoyo para que sigan adelante con sus reivindicaciones. La Iglesia, señaló, no tiene "el monopolio de la interpretación de la realidad” pero sí que debe acompañar y ayudar a que la voz de estos movimientos formados por personas sin recursos sea escuchada.

JRB
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