Mons. Reinaldo Nann

miércoles, 10 de junio de 2015

Ayuda concreta, espiritual y material a las familias que afrontan la enfermedad de un ser querido, pidió el Papa


10-06-2015 Radio Vaticana


Es verdaderamente conmovedor recordar cómo Jesús nunca pasó de largo ante un enfermo

(RV).- En la audiencia general anterior a la celebración del Sagradísimo Corazón de Jesús y del Sagrado Corazón de María, el Papa Francisco alentó a los miles de peregrinos -que una semana más llegaron a la Plaza de San Pedro, de tantas partes del mundo-  a acompañar a los enfermos en sus familias y a rezar por todas las personas que sufren. Tras dedicar su catequesis central en italiano, resumida luego, como es tradicional, en otros idiomas, a la difícil experiencia de la enfermedad en las familias, el Obispo de Roma hizo hincapié en la tarea de la Iglesia -siguiendo a Jesús- de ayudar a los enfermos:

«¡Ésta es la gloria de Dios! ¡Ésta es la tarea de la Iglesia! ¡Ayudar a los enfermos, sin perderse en palabrerías! ¡Ayudar siempre, consolar, aliviar, estar cerca de los enfermos, ésta es la tarea!

«Queridos hermanos y hermanas, ¡pidamos con fe viva al Espíritu Santo que nos done la gracia de comprender el valor de acompañar a una persona enferma y recordemos que la experiencia de la enfermedad y del dolor puede ser lugar privilegiado de la transmisión de la gracia y fuente para adquirir y reforzar la sapiencia del corazón!»



Con su exhortación, el Santo Padre reiteró la importancia de la oración, de la ayuda espiritual y material, en especial a los papás y mamás de los pequeños enfermos:
«Hoy les pido, en particular, que sostengan con la oración y con las obras concretas de ayuda espiritual y material a las familias que deben afrontar la enfermedad de una persona querida, sobre todo a los padres que luchan por la salud de sus niños. Que estén siempre acompañados por nuestra cordial cercanía y benevolencia, como signo de la bendición de Dios ¡Alabado sea Jesucristo!» 
El Papa Francisco saludó asimismo a un grupo de la ‘Fazenda de la Esperanca’, proveniente de Brasil, alentándolos a ser por doquier «testimonios de esperanza y de caridad». Y los invitó a que, «si algunas veces, la vida hace que se desencadenen turbulencias espirituales en el alma, ¡vayan a buscar refugio bajo el manto de la Virgen Madre de Dios, sólo allí encontrarán la paz!»

En sus palabras dedicadas a los jóvenes, a los enfermos y a los recién casados, destacó la proximidad de la celebración del Corazón Inmaculado de María: «Que les haga comprender, queridos jóvenes, la importancia del amor puro. Que los sostenga a ustedes, queridos enfermos, en los momentos de gran dificultad. Y que sostenga también a ustedes, queridos recién casados, en su camino conyugal».
(CdM – RV)

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