Mons. Reinaldo Nann

lunes, 4 de mayo de 2015

La "inhabitación" de Dios en el alma en gracia


Hoy, Jesús nos muestra su inmenso deseo de que participemos de su plenitud. Incorporados a Él, estamos en la fuente de vida divina que es la Santísima Trinidad. Jesucristo asegura que estará presente en nosotros por el don de la inhabitación divina en el alma en gracia. Así, los cristianos ya no somos huérfanos.

La presencia de Dios en el corazón nos ayudará a descubrir y realizar en este mundo los planes que la Providencia nos haya asignado. El Espíritu del Señor suscitará en nuestro corazón iniciativas para situarle en la cúspide de todas las actividades humanas. Si tenemos esta intimidad con Jesús llegaremos a ser buenos hijos de Dios y nos sentiremos amigos suyos en todo lugar y momento.

Santa María, Madre nuestra, intercede para que penetremos en este trato con la Santísima Trinidad. La luz y el fuego de la vida divina se volcarán sobre cada fiel si estamos dispuestos a recibir el don de la inhabitación.

Comentario: Rev. D. Norbert ESTARRIOL i Seseras (Lleida, España).

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