Mons. Reinaldo Nann

viernes, 15 de mayo de 2015

La alegría cristiana


Hoy Jesús predice su muerte y resurrección, con la imagen de la tristeza que se vuelve gozo. Como la mujer que da a luz sufre, pero cuando tiene al bebé en sus brazos se olvida del sufrimiento, así la muerte de Jesús es dolorosa para los suyos, pero la resurrección les alegrará.

La alegría es verdadera si brota de Jesucristo muerto y resucitado. En Él todo sufrimiento se transforma en alegría: salvando al hombre a través del dolor, Cristo ha "redimido" (transformado) al mismo sufrimiento. Un dolor que engendra más dolor y desesperación no está centrado en Cristo, sino en uno mismo. En cambio, si está vinculado con Él, fluye la alegría del corazón como un torrente desbordante.

—Ven, Espíritu Santo, y en medio de las tristezas de esta vida, concédenos el don del gozo espiritual, y con María —causa de nuestra alegría— haz que vivamos la alegría pascual de Jesús resucitado y que nada ni nadie nos la pueda quitar.

Comentario: Fray Josep Mª MASSANA i Mola OFM (Barcelona, España).

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