Mons. Reinaldo Nann

viernes, 1 de mayo de 2015

Filiación divina

Hoy, Jesús se despide de los suyos, antes de volver al Padre. Es el principio de sus discursos de despedida en el evangelio de Juan. Jesucristo quiere infundir consuelo en los discípulos, diciéndoles que se va para prepararles una morada y les da ánimos para que sigan creyendo en el Padre y en Él.

Al volver “a casa” Jesús se coloca en el mismo plano que el Padre, pues es Dios como Él. El Padre es su casa, como el Hijo es la casa del Padre: se inhabitan mutuamente en el Espíritu Santo. Nosotros, hijos en el Hijo, tenemos todos cabida en la casa del cielo, donde Jesús nos ha preparado un lugar.

—Gracias, Señor Jesús, porque nos preparas un lugar junto al Padre; gracias porque quieres llevarnos contigo a tu “Casa”, y hacernos compartir la gloria que tú tienes desde siempre con el Padre, en el Espíritu de Ambos.


Comentario: Fray Josep Mª MASSANA i Mola OFM (Barcelona, España).

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