Mons. Reinaldo Nann

domingo, 24 de mayo de 2015

Dios Espíritu Santo


Hoy celebramos la fiesta de un "Personaje" que nos resulta misterioso: el Espíritu Santo. Él es un "Alguien divino": la Tercera Persona de la Santísima Trinidad. Cristo —en la Última Cena— dio su Cuerpo y su Sangre a los Apóstoles. Ahora, ya resucitado, les da el Espíritu Santo, su propio Espíritu. Esta donación se completó cincuenta días después, el día de "Pentecostés".

A Jesús lo podemos imaginar, porque es Dios Hijo que se hizo hombre. Gracias a su sacrificio en la Cruz, el Espíritu Santo es enviado a nosotros. No podemos imaginar cómo es, porque no es material: es espíritu puro, es Alguien real, es una Persona. Permanece entre y dentro de nosotros como la "sombra de Cristo".

Espíritu Santo, Amor Divino: veo a los Apóstoles transformados después de recibirte: perdieron el miedo y empezaron a predicar con convicción y sabiduría. Transfórmame también a mí: métete en mi corazón, en mi entendimiento y conduce mi existencia para que la viva divinamente.

Comentario:  Rev. D. Antoni CAROL i Hostench (Sant Cugat del Vallès, Barcelona, España).

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