Mons. Reinaldo Nann

martes, 3 de febrero de 2015

La oración, un combate "cuerpo a cuerpo" con Dios


Hoy consideramos la oración como combate de la fe y victoria de la perseverancia. En "Génesis" (cap. 32), aquella misteriosa lucha —"cuerpo a cuerpo", entre Jacob y Dios— anuncia algo de lo que hoy contemplamos en la "hemorroísa" y en Jairo.

La oración requiere confianza, cercanía, un "cuerpo a cuerpo" simbólico con Dios, tal como actúa la mujer que padecía el flujo de sangre: "si logro tocar…". La "lucha" connota fuerza de ánimo, perseverancia, tenacidad para alcanzar lo que se desea ante un Dios que bendice, si bien permanece siempre misterioso, como inalcanzable. Si el objeto del deseo es la relación con Dios, su bendición y su amor, entonces la lucha culmina en el reconocimiento de la propia debilidad, que vence precisamente cuando se abandona en las manos misericordiosas de Dios: "tu fe te ha salvado".

—Cuando ya nadie me escucha, cuando ya no puedo invocar a nadie, cuando el problema parece desbordar toda esperanza —tal era la situación de Jairo— entonces Dios todavía me escucha y me ayuda.

Comentario: REDACCIÓN evangeli.net (elaborado a partir de textos de Benedicto XVI) (Città del Vaticano, Vaticano).

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