Mons. Reinaldo Nann

jueves, 12 de febrero de 2015

Israel, primer portador de la salvación destinada a todos los pueblos

Moisés separa las aguas, en el Mar Rojo

Hoy palpamos el amor de predilección de Dios por el pueblo elegido ("los hijos"), si bien el Hijo de Dios se encarnó para la salvación de todos los pueblos (representados simbólicamente en la mujer "sirofenicia"). Jesús se dirige a su pueblo, a Israel, como "primer portador" de la promesa. Pero al entregarle la "nueva Ley" amplía su pueblo para que, tanto de Israel como de los demás pueblos, pueda nacer una nueva gran familia de Dios.

Un aspecto fundamental de "lo nuevo" en Cristo es la universalización del pueblo de Dios, en virtud de la cual Israel puede abarcar ahora a todos los pueblos del mundo, y el Dios de Israel ha sido llevado realmente —según las promesas— a todos los pueblos y se manifiesta como el único Dios.

—Ya no es decisiva la "carne" —la descendencia física de Abraham—, sino el "espíritu", participando en la herencia de fe de Israel mediante la comunión con Jesucristo, el cual "espiritualiza" la Ley convirtiéndola, así, en camino abierto a todos.

Comentario: REDACCIÓN evangeli.net (elaborado a partir de textos de Benedicto XVI) (Città del Vaticano, Vaticano).

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