Mons. Reinaldo Nann

martes, 30 de diciembre de 2014

La Presentación del Señor en el Templo. La profetisa Ana

Hoy, según la ley mosaica, María y José llevan al niño Jesús al Templo de Jerusalén para ofrecerlo al Señor. Simeón y Ana, inspirados por Dios, reconocen en aquel Niño al Mesías tan esperado y profetizan sobre él.

Ana es "profetisa", mujer sabia y piadosa, que interpreta el sentido profundo de los acontecimientos históricos y del mensaje de Dios encerrado en ellos. Por eso puede alabar a Dios y hablar del Niño a todos los que aguardaban la liberación de Jerusalén. Su larga viudez, dedicada al culto en el Templo, su fidelidad a los ayunos semanales y su participación en la espera de todos los que anhelaban el rescate de Israel concluyen en el encuentro con el niño Jesús.

—Al llevar a su Hijo a Jerusalén, la Virgen Madre lo ofrece a Dios como verdadero Cordero que quita el pecado del mundo; lo pone en manos de Simeón y Ana como anuncio de redención; lo presenta a todos como luz para avanzar por el camino seguro de la verdad y del amor.

Comentario: REDACCIÓN evangeli.net (elaborado a partir de textos de Benedicto XVI) (Città del Vaticano, Vaticano).

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