Mons. Reinaldo Nann

jueves, 6 de noviembre de 2014

El "pecado original": ¡Oh, feliz culpa!


Hoy, las palabras del Señor nos dan luz para penetrar en el misterio del mal. Si Dios es bueno, ¿por qué permite el mal? Más aún: ¿por qué el "pecado original"? Una primera respuesta: después de haber terminado la creación, Dios no se retiró. ¡Ahí está la imponente obra de la redención!

Toda la creación apunta a nuestra filiación divina: ¡hijos de Dios! Y, por tanto, libres, con todas las consecuencias: Dios permite que el hombre "desbarate" sus planes. Sí, Dios ha permitido que Adán —con el "pecado de los orígenes"— derribara su proyecto, pero a condición de crear algo nuevo y mejor: Dios respondió entregándose con más fuerza aún en la persona de Cristo.

—Dios mío, quiero cantar —como en la Vigilia Pascual— el "Oh, feliz culpa, que nos ha merecido tan gran Redentor!". Tu perdón, Señor, es la mayor manifestación de la fuerza irrefrenable de tu amor, y mi conversión es la alegría del cielo.

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