Mons. Reinaldo Nann

lunes, 15 de septiembre de 2014

Francisco: “Dos grandes mujeres acompañan a cada cristiano, María y la Iglesia”



15-09-2014

Francisco celebró Misa en Casa Santa Marta acompañado por los nueve cardenales que le asesoran en el gobierno de la Iglesia.

En su homilía, explicó que los cristianos no son huérfanos porque la Iglesia y la Virgen María son madres que enseñan a recorrer el camino de Jesús.

Francisco
"Nuestra alma pequeña no se perderá nunca si es una mujer cercana a estas dos grandes mujeres que nos acompañan en la vida, María y la Iglesia”.

Francisco concluyó que sin María, Jesús no habría existido nunca, y que sin la Iglesia los cristianos tampoco podrían seguir adelante.

Resumen de la Homilía del Papa Francisco
Fuente: Radio Vaticana


"Jesús vino al mundo para aprender a ser hombre, y siendo hombre, caminar con los hombres. Vino al mundo para obedecer, y obedeció. Pero esta obediencia la aprendió del sufrimiento. Adán salió del Paraíso con una promesa, la promesa que iba adelante durante tantos siglos. Hoy, con esta obediencia, con este aniquilarse a sí mismo, humillarse, de Jesús, esa promesa devuelve esperanza. Y el pueblo de Dios camina con esperanza cierta. También la Madre, ‘la nueva Eva’, como la llama el mismo Pablo, participa en este camino del Hijo: aprendió, sufrió y obedeció. Y se convierte en Madre”.

"Y esta es también nuestra esperanza. Nosotros no somos huérfanos, tenemos Madres: la Madre María. Pero también la Iglesia es Madre y también la Iglesia es ungida Madre cuando recorre el mismo camino de Jesús y de María: el camino de la obediencia, el camino del sufrimiento; y cuando tiene esa actitud de aprender continuamente el camino del Señor. Estas dos mujeres –María y la Iglesia– llevan adelante la esperanza que es Cristo, nos dan a Cristo, generan a Cristo en nosotros. Sin María, no habría existido Jesucristo; sin la Iglesia no podemos ir adelante”.

"Hoy, viendo a esta mujer ante la Cruz, firme en seguir a su Hijo en el sufrimiento para aprender la obediencia, al verla vemos a la Iglesia y vemos a nuestra Madre. Y también vemos nuestra pequeña alma que no se perderá jamás, si sigue siendo también una mujer cercana a estas dos grandes mujeres que nos acompañan en la vida: María y la Iglesia. Y así como nuestros Padres del Paraíso salieron con una promesa, hoy nosotros podemos ir adelante con una esperanza: la esperanza que nos da nuestra Madre María, firme ante la Cruz, y nuestra Santa Madre Iglesia jerárquica”.

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