30/04/2014 (Mongolia)
La vigilia de Pascua más de 30 catecúmenos, entre jóvenes
y adultos, han recibido el bautismo. La comunidad cuenta con más de mil fieles,
pero deberá afrontar una burocracia "invasora y restrictiva" que
limita las operaciones. Mons. Padilla: Una Iglesia "pobre para los
pobres", según el ejemplo del Papa Francisco.
Ulaanbatar (AsiaNews/Eda)- La joven Iglesia católica de
Mongolia continúa creciendo, con la celebración de más de 30 bautismos -entre
jóvenes y adultos-, que se realizó en ocasión de la vigilia de Pascua. El número
de fieles se acerca al millar, aún teniendo sobre sus espaldas una historia
larga de más de 20 años, con la llegada de los primeros misioneros del
extranjero después de decenios de ateísmo impuesto por el comunismo. Sin
embargo, hoy, el nuevo desafío para los fieles esta constituido por una
burocracia "invasora y restrictiva", que busca o trata de frenar el
desarrollo de las distintas Iglesias y confesiones religiosas.
Desde un punto de vista normativo, la libertad religiosa
está garantizada si bien, desde el 2009 por una ley que prevé para cada
operador extranjero asumir una cuota de ciudadanos mongoles. De este modo,
también para los misioneros extranjeros, para poder realizar su labor, deben
involucrar a una representación de la población local tras un pago de salarios
que terminan por pesar en las cajas y en los balances de las actividades. Una
norma, por otro lado, aún hoy aplicada en modo desproporcionado y desigual
entre las diversas comunidades religiosas.
En el año 2010, algunos misioneros de origen
estadounidense han tenido que abandonar el país a causa del nuevo sistema de
las cuotas, deseado por el gobierno mongol. La posibilidad de realizar la labor
misionera "se ha hecho cada vez más restringida" admite Mons.
Wenceslao Padilla, prefecto apostólico de Ulaanbaatar, y "las cosas se han
hecho muy difíciles para la iglesia". El prelado pone en guardia de los
peligros de un "creciente materialismo" que toca también a los
católicos, que no encuentran tiempo para "ir a misa". "Se puede
afirmar con certeza que sólo los pobres vienen con nosotros-concluye el obispo-
pero esto me hace muy feliz. De hecho, como dice el Papa Francisco, pienso que
la Iglesia deba ser pobre para los pobres".
Según las últimas estadísticas, los cristianos -de todas
las confesiones- presentes en Mongolia representan poco más del 2% de la
población, que es mayoritariamente de fe budista, mezclada con creencias
chamanas de la tradición local. Queda una cuota alta de ateos, que está cerca
del 40% del total. Los católicos son casi mil, pero han sabido hacer nacer y
crecer con el tiempo una comunidad mediante centros de acogida para huérfanos, indeseados y
ancianos, Clínicas médicas -en un país en el cual las infraestructuras
sanitarias escasean- y diversas escuelas e Institutos Técnicos.
En 1992, en el momento del ingreso de los primeros
misioneros extranjeros (sobre todo filipinos), entre los cuales se encontraba el
actual Mons. Padilla de la Congregación del Corazón Inmaculado de María, no
existían parroquias. Y el año pasado, había sólo 4 respecto a
las seis de hoy en la capital, lo que confirma el camino que se ha hecho.
En la carta
pastoral difundida por los 20 años de la Iglesia en Mongolia, el Prefecto
apostólico recordó hoy que, hay en el país 81 misioneros de 22 nacionalidades,
mientras que los
primeros dos seminaristas autóctonos se estaban preparando al sacerdocio en
Daejeon, en Corea del Sur.
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