Mons. Reinaldo Nann

miércoles, 18 de junio de 2014

El Hombre es imagen de Dios


Frente a los grandes peligros que acechan a la fe cristiana en la actualidad, nos preguntamos ¿cómo es que estas ideas han ganado un fuerte derecho de ciudadanía en el mundo? La negación de Dios se ha difundido ampliamente en las ideologías, en las concepciones y en los programas humanos. Todo parece indicar que es una lucha por destruir la visión judeo-cristiana de la sexualidad, del matrimonio y de la familia.

Ciertamente el inicio está muchos años atrás, cuando se van sembrando ideas que, socaban poco a poco valores fundamentales claros para toda la sociedad de ese momento pero olvidados, al dejarse de hablar de ellos, para los jóvenes de la nueva ciudad, la ciudad tecnológica de hoy. La "Escuela del Derecho natural" y el desarrollo del proceso de secularización llevaron al crecimiento de un pensamiento “laicista” que no se limita a negar la potestad de la Iglesia sobre el matrimonio y otros temas morales, sino que propone una nueva moral matrimonial, afirmando la existencia de un derecho natural que encontraría su fundamento en el hombre, y sacando a Dios de todo el contexto.


Nos iluminará en esta oscuridad epocal, la visión bíblica de la imagen de Dios que, tanto los Padres de la Iglesia, la teología, y el Concilio Vaticano II han profundizado e impulsado. Hay que superar la influencia de las antropologías dualistas que colocan la imago Dei exclusivamente en relación al aspecto espiritual de la naturaleza humana. La doctrina cristiana de la creación excluye completamente un dualismo metafísico o cósmico. Al hombre se le considera en su totalidad. Esta presupone claramente la unidad del hombre y comprende cómo la corporeidad sea esencial a la identidad personal. Jesús nos redime a través de cada acto cumplido por Él en su cuerpo. Su cuerpo ofrecido por nosotros y su Sangre derramada por nosotros significan el don de su Persona para nuestra salvación.

Podemos afirmar que: "En realidad solamente en el misterio del Verbo encarnado halla verdadera luz el misterio del hombre. Cristo revela plenamente el hombre al hombre y le da a conocer su altísima vocación" (GS 22) y en Él, en Cristo el hombre ha sido hecho imago Dei.

P. Guillermo Inca Pereda OSJ
Secretario Adjunto del la CEP

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