Mons. Reinaldo Nann

jueves, 13 de marzo de 2014

Llevar un mensaje de paz y abrazar a los jóvenes asiáticos; misión del Papa en Corea, donde también beatificará a mártires

11-03-2014 Radio Vaticana

(RV).-El tercer viaje apostólico del Papa Francisco será a Corea del Sur del 14 al 18 de agosto. Las fechas de esta visita fueron oficializadas el lunes por la Oficina de Prensa de la Santa Sede. La ocasión, precisa la nota, la da la VI Jornada de la Juventud Asiática, que se desarrollará en la diócesis de Daejeon. Pero, según precisó el Director de la Oficina de Prensa de la Santa Sede, P. Federico Lombardi, el Papa también presidirá la ceremonia de Beatificación de un grupo de mártires coreanos.


“Se debe ir a Asia. Porque el Papa Benedicto no tuvo tiempo para viajar a Asia y es importante”. Es el 28 de julio del año pasado, la Jornada Mundial de la Juventud brasileña había apenas concluido mientras el avión en el que conversa amablemente con los periodistas está dejando el continente americano para traerlo de regreso al europeo, cuando el Papa Francisco dirige la mirada aún más hacia oriente. En sus palabras ante los periodistas hay el impulso personal de un pastor acostumbrado a considerar centro de su misión todas las periferias, pero también la fuerza de una “visión”, aquella que hace 15 años, en víspera del Jubileo, Juan Pablo II afirmaba claramente en la Exhortación Apostólica Ecclesia in Asia: “Como en el primer milenio la Cruz fue plantada sobre el suelo europeo, en el segundo milenio sobre aquel americano y africano, en el tercer milenio se podrá esperar recoger una gran cosecha de fe en este continente tan vasto y vivo.” Francisco se prepara a seguir las huellas de Juan Pablo II 25 años después, teniendo en el corazón un claro deseo, expresado el 13 de enero pasado en la audiencia al Cuerpo diplomático acreditado ante la Santa Sede:

“Con ocasión del 50 aniversario de las relaciones diplomáticas con la República de Corea, imploro a Dios el don de la reconciliación en la península, con el auspicio que, por el bien de todo el pueblo coreano, las Partes interesadas no cesen de buscar puntos de encuentro y posibles soluciones. Asia, de hecho, tiene una larga historia de pacífica convivencia entre sus diversos componentes civiles, étnicos y religiosos”.

Un viaje por lo tanto para llevar un mensaje de paz en una tierra que vive en medio de una guerra fría desde hace 50 años y para abrazar a los jóvenes protagonistas de aquella que puede ser considerada una especie de “JMJ” asiática. Pero en el corazón del Papa está y estará sobre todo el destino de la pequeña Iglesia local, minoría que la crónicas muestran viva y emprendedora y que, como todas las Iglesias de misión, se apoya sobre las espaldas de los gigantes que la han fundado pagando con su sangre. Este particular reconocimiento llegará precisamente del Obispo de Roma que, en el curso de la visita, elevará al honor de los altares al Siervo de Dios Pablo Yun Ji-chung, laico, y a 123 compañeros, asesinados por odio a la fe entre 1791 y 1888. (RC-RV)

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