Mons. Reinaldo Nann

lunes, 17 de febrero de 2014

Papa Francisco en Santa Marta: Sin paciencia no se puede crecer



17-02-2014

Durante la homilía en Casa Santa Marta, el Papa Francisco dijo que superar las dificultades hace que aumente la paciencia. Explicó que quien no tiene paciencia no puede crecer y se convierte en un caprichoso como un niño.

Tomando como referencia el Evangelio del día, el Papa dijo que la paciencia del Pueblo de Dios permite a la Iglesia seguir adelante.

Francisco
"Y esta gente, nuestro pueblo, en nuestras parroquias, en nuestras instituciones - mucha gente – es la que lleva adelante a la Iglesia, con su santidad de todos los días, de cada día. ‘Hermanos, alegraos profundamente cuando os sometan a cualquier clase de prueba, sabiendo que la fe, al ser probada, produce la paciencia. Y la paciencia completa su obra en vosotros, para que seáis perfectos y maduros'”.

Los miembros del Consejo de Cardenales celebraron la Misa con el Papa. Este lunes comenzó su tercera ronda de reuniones con Francisco.

Extracto de la Homilía del Papa
(Fuente: Radio Vaticana)


"Confunden el modo de actuar de Dios con el modo de actuar de un brujo. Y Dios no actúa como un brujo, Dios tiene su modo de ir adelante. La paciencia de Dios. También Él tiene paciencia. Cada vez que nos dirigimos al sacramento de la reconciliación, ¡cantamos un himno a la paciencia de Dios! Con cuánta paciencia el Señor nos lleva sobre su espalda, ¡con cuánta paciencia! La vida cristiana debe desenvolverse sobre esta música de la paciencia, porque es precisamente la música de nuestros padres, del pueblo de Dios, de aquellos que han creído en la Palabra de Dios, que han seguido el mandamiento que el Señor había dado a nuestro padre Abraham: ‘Camina delante de mí y se irreprensible’”.

"¡Cuán paciente es nuestro pueblo! ¡Aún hoy! Cuando vamos a las parroquias y encontramos a aquellas personas que sufren, que tienen problemas, que tienen un hijo minusválido o tienen una enfermedad, pero llevan adelante la vida con paciencia. No piden signos, como aquellos del Evangelio, que pretendían una señal. Decían: ‘¡Danos un signo!’. No, no piden, pero saben leer los signos de los tiempos: saben que cuando el higo florece, llega la primavera; saben distinguir aquello”.

"Y esta gente, nuestro pueblo, en nuestras parroquias, en nuestras instituciones -mucha gente– es la que lleva adelante a la Iglesia, con su santidad de todos los días, de cada día. ‘Hermanos, alegraos profundamente cuando os sometan a cualquier clase de prueba, sabiendo que la fe, al ser probada, produce la paciencia. Y la paciencia completa su obra en vosotros, para que seáis perfectos y maduros'”.

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