Mons. Reinaldo Nann

viernes, 22 de noviembre de 2013

El Papa en Audiencia General: Yo también me confieso cada 15 días



20 de noviembre, 2013 (romereports.com) En la audiencia general del miércoles, Francisco habló sobre el Sacramento de la confesión. Dijo que él se confiesa cada quince días. Y pidió a los sacerdotes que no son benévolos que no confiesen hasta que no cambien.

El Papa también recordó que “el protagonista” del Sacramento del perdón de los pecados es el Espíritu Santo. Explicó que por esta razón, “el servicio que prestan los sacerdotes es muy delicado” ya que las personas siempre deben ver de que “Dios no se cansa nunca de perdonar”.

Resumen de la Catequesis del Papa Francisco:

Queridos hermanos y hermanas:


Hoy quiero hablar del perdón de los pecados, que forma parte de la “potestad de las llaves” que Jesús dio a sus Apóstoles.

El protagonista del perdón de los pecados es el Espíritu Santo. Jesús Resucitado, antes de comunicar su Espíritu, mostró los signos de su Pasión, sus llagas, que representan el precio de nuestra salvación, indicando así que el Espíritu Santo otorga el perdón de Dios “pasando a través” de las llagas de sus manos y su costado.

A su vez, la Iglesia es depositaria de esta potestad. No es la dueña, es servidora del ministerio de la reconciliación a favor de los hombres, acompaña su camino de conversión y se alegra siempre de ofrecer este don divino. Dios ha querido que recibamos su perdón mediante los ministros de la Comunidad. El sacerdote, un hombre que como todos tiene necesidad de misericordia, es a su vez instrumento de reconciliación para sus hermanos. Si no está en esta condición es mejor que no administre este sacramento. Ha de tener el corazón en paz para sembrar esperanza, y humildad para recibir al pecador que se acerca a él como al mismo Jesús.

***

Saludo con afecto a los peregrinos de lengua española, en particular a los grupos provenientes de España, Venezuela, Guatemala, Argentina, México y los demás países latinoamericanos. No olvidemos que Dios nunca se cansa de perdonarnos. Mediante el ministerio del sacerdote nos da un abrazo que nos regenera y nos permite levantarnos y retomar de nuevo el camino. Muchas gracias.

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