Mons. Reinaldo Nann

lunes, 4 de noviembre de 2013

El Papa visita el cementerio de Roma. "Tenemos que interrogarnos sobre nuestra muerte"



4 de noviembre, 2013 (romereports.com) En el día de Todos los Santos, celebrando Misa entre las tumbas y panteones del cementerio de Roma, el Papa habló sobre el atardecer de la vida, la muerte y la esperanza.

Francisco decidió prescindir del discurso preparado e improvisó una intensa homilía en la que no faltaron recuerdos a los seres queridos difuntos, y en la que habló del Cielo que espera a quienes viven confiando en Dios.


Papa Francisco
“A esta hora, antes del ocaso, en este cementerio nos recogemos y pensamos en nuestro futuro. Pensamos en todos los que se nos fueron, que nos han precedido en la vida y están con el Señor. Es tan linda aquella visión del Cielo que hemos escuchado en la primera lectura: El Señor Dios, la belleza, la bondad, la verdad, la ternura, el amor pleno. Nos espera eso”.

Como en otras ocasiones, el Papa interpeló con preguntas directas. En esta ocasión preguntó a los peregrinos cómo quieren que sea el atardecer de sus propias vidas.

Papa Francisco
“En este pre-atardecer de hoy, cada uno de nosotros, puede pensar en el atardecer de su vida. ¿Cómo será mi atardecer? El mío, el tuyo, el tuyo, el tuyo, el tuyo... ¡Todos tendremos un atardecer, todos! ¿Lo miro con esperanza, lo miro con aquella alegría de ser recibido por el Señor? Esto es lo cristiano que nos da paz”.

Antes de terminar la ceremonia, el Papa rezó un responso por los difuntos y de manera especial mencionó a los inmigrantes que mueren viajando a otros países en busca de una vida más digna.

Papa Francisco
“Quisiera rezar de manera especial por nuestros hermanos que en estos días murieron mientras buscaban una liberación, hacia una vida digna. Hemos visto las fotografías, la crudeza del desierto. Vimos el mar en donde tantos se han ahogado. Rezamos por ellos y también rezamos por aquellos que en este momento están en tantos lugares de acogida, amontonados, esperando a que los trámites legales se resuelvan para poder ir a otra parte más cómoda, en otro centro de acogida”.

El Cementerio del Verano de Roma es el más grande de la capital italiana. Francisco retoma esta costumbre de Juan Pablo II, que acudió por última vez hace 20 años. Benedicto XVI celebró una Misa una vez en la parroquia del cementerio, aunque no visitó las sepulturas.

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