Mons. Reinaldo Nann

sábado, 2 de noviembre de 2013

Conmemoración de todos los fieles difuntos


Hoy, para que la vestidura blanca recibida en el bautismo se purifique de toda mancha, la comunidad de los creyentes ofrece el Sacrificio eucarístico y otras oraciones de sufragio por aquellos a quienes la muerte ha llamado a pasar del tiempo a la eternidad. Rezar por los difuntos es una obra buena, que presupone la fe en la resurrección de los muertos, según lo que nos revela la Sagrada Escritura.

El mes de noviembre recibe su peculiar tonalidad espiritual de las dos jornadas con que se abre: ayer, la solemnidad de Todos los Santos y, hoy, la conmemoración de los fieles difuntos. El misterio de la comunión de los santos ilumina de modo particular este mes y toda la parte final del año litúrgico, orientando la meditación sobre el destino terreno del hombre a la luz de la Pascua de Cristo.

—La gran familia de la Iglesia encuentra en estos días un tiempo de gracia, que vivimos uniéndonos al Señor y ofreciendo su Sacrificio redentor en sufragio de los fieles difuntos.

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