Mons. Reinaldo Nann

martes, 8 de octubre de 2013

Papa en Santa Marta: Rezar es abrir la puerta a Dios



8 de octubre, 2013 (romereports.com) El Papa explicó la importancia de la oración durante la Misa en Casa Santa Marta. En su homilía habló de la necesidad de rezar con el corazón, de rezar no sólo con palabras, para llegar hasta Dios. Dijo que la oración puede obrar milagros.

Papa Francisco
“Y nosotros mismos, cuando no rezamos, estamos cerrando la puerta al Señor. Y no rezar es esto: cerrar la puerta al Señor para que no pueda hacer nada. En cambio, la oración, frente a un problema, una situación difícil, una desgracia es abrir la puerta al Señor para que venga. Porque Él sabe hacer las cosas, arreglar las cosas, cambiar las cosas. Rezar es esto: abrir la puerta al Señor para que pueda intervenir”.

Para ser más claro, el Papa habló del Evangelio en el que Marta regaña a su hermana María por estar escuchando a Jesús en lugar de preparar la casa. Jesús responde que, María está actuando bien, porque su primera tarea es rezar.

Extracto de la Homilía del Papa:
(Fuente: Radio Vaticana)


“A los ojos de su hermana estaba perdiendo el tiempo, también parecía tal vez un poco fantasiosa: mirar al Señor como si fuera una niña fascinada. Pero, ¿quién la quiere? El Señor: “Esta es la mejor parte”, porque María escuchaba al Señor y oraba con su corazón. Y el Señor un poco nos dice: ‘La primera tarea en la vida es esto: la oración’. Pero no la oración de palabra, como loros, sino la oración, el corazón: mirar al Señor, escuchar al Señor, pedir al Señor. Sabemos que la oración hace milagros”.

“Y Marta hacía esto: ¿Qué hacía? ¡No oraba! Hay otros como el terco Jonás, que son los justicieros. Él iba, profetizaba, pero en su corazón, decía: ‘¡Pero se lo merecen. Se lo merecen. Se lo han buscado!’. ¡Él profetizaba, pero no oraba! No pedía perdón al Señor por ellos. Sólo los golpeaba. ¡Son los justicieros, aquellos que se creen que tienen la razón! Y al final -continúa el libro de Jonás- se ve que era un hombre egoísta, porque cuando el Señor salvó Nínive, por la oración del pueblo, él se molestó con el Señor: ‘¡Eres siempre así. Siempre perdonas!’”.

“También nosotros cuando no oramos, lo que hacemos es cerrarle la puerta al Señor. Y no orar es esto: cerrar la puerta al Señor, para que Él no pueda hacer nada. En cambio, la oración, ante un problema, una situación difícil, a una calamidad es abrirle la puerta al Señor para que venga. Porque Él rehace las cosas, sabe arreglar las cosas, acomodar las cosas. Orar por esto: abrir la puerta al Señor, para que pueda hacer algo. ¡Pero si cerramos la puerta, el Señor no puede hacer nada! Pensemos en esta María que eligió la mejor parte y nos hace ver el camino, cómo se abre la puerta al Señor”.

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