"Los mártires españoles no murieron por razones políticas. Murieron por no renunciar a la fe"

12 de octubre, 2013 (romereports.com) Estos son los rostros de futuros mártires. Serán beatificados en España, el 13 de octubre. Todos ellos murieron por odio a la fe en una de las persecuciones a cristianos que más víctimas ha producido.

Él era el más joven, Ángel Sánchez Rodríguez, de 18 años. Fue fusilado en Madrid junto a sus compañeros, carmelitas descalzos.

Mons. Juan Antonio Martínez Camino

Conferencia Episcopal Española

“La mayoría de ellos además eran gente joven. Muchos estudiantes, sacerdotes jóvenes, religiosos y religiosas, sobre todo religiosos. Son contemporáneos nuestros. Escriben cartas despidiéndose de sus padres, de sus hermanos. Saben ya que después de peripecias y de sufrimientos que les queda un día, que les quedan dos días. Escriben cartas de despedida diciendo que mueren por amor a Dios”.

Tarragona es el lugar elegido porque aquí murieron la mayor parte de los mártires que serán beatificados en esta ceremonia. Son el obispo Manuel Borrás y 146 compañeros. Aunque su martirio se produjo en muchos casos durante la Guerra Civil, la razón por la que suben a los altares no es bélica o política. Pudiendo escapar de su destino, no renegaron de la fe.

Mons. Juan Antonio Martínez Camino

Conferencia Episcopal Española

“No murieron por razones políticas ni fueron combatientes de una guerra, fueron combatientes de la fe. Murieron por no renunciar a la fe, por no renunciar al amor a Jesucristo”.

Y así lo recogieron los testimonios y los testigos de la época. Todos ellos murieron perdonando y sin ánimo de venganza.

Encarnación González

Conferencia Episcopal Española

“Las personas, la gente saben que han sido mártires o mártir y propone al obispo que se inicie su causa, la causa consiste en probar el martirio. También se hace alusión a la vida, no es que se pase por alto, la vida virtuosa importa mucho pero lo que se trata de demostrar fundamentalmente es el martirio”.

Tarragona será el escenario de la ceremonia. Un lugar donde en el siglo III después de Cristo fueron quemados por odio a la fe los primeros mártires de la Península Ibérica, Fructuoso y sus diáconos Augurio y Eulogio.