Mons. Reinaldo Nann

lunes, 16 de septiembre de 2013

Papa Francisco: "No se puede gobernar sin humildad y sin amar al pueblo"



16 de septiembre, 2013 (romereports.com) El Papa Francisco explicó durante la Misa en Casa Santa Marta cómo debe ser la actitud del buen gobernante y pidió a todos los cristianos que no se desentiendan de la política. En la homilía el Papa propuso a todos los políticos hacerse dos preguntas.

Papa Francisco
“¡No se puede gobernar sin amar al pueblo y sin humildad! Y cada hombre, cada mujer que debe asumir un servicio de gobierno, debe hacerse estas dos preguntas: ¿Yo amo a mi pueblo, para servirlo mejor? ¿Soy humilde y escucho a todos los demás, las diversas opiniones, para elegir el mejor camino? Si no se hace estas preguntas su gobierno no será bueno. El gobernante, hombre o mujer, que ama a su pueblo es un hombre, hombre o una mujer humilde”.

El Papa dijo que además de realizar sugerencias y aportar ideas el modo más eficaz de ayudar a los gobernantes para que sean buenos es rezar por los ellos.

Extracto de la Homilía del Papa
(Fuente: Radio Vaticana)


¡No se puede gobernar sin amar al pueblo y sin humildad! Y cada hombre, cada mujer que debe asumir un servicio de gobierno, debe hacerse estas dos preguntas: ¿Yo amo a mi pueblo, para servirlo mejor? ¿Soy humilde y escucho a todos los demás, las diversas opiniones, para elegir el mejor camino? Si no se hace estas preguntas su gobierno no será bueno. El gobernante, hombre o mujer, que ama a su pueblo es un hombre, hombre o una mujer humilde.

Ninguno de nosotros puede decir: 'Pero yo no tengo nada que ver en esto, ellos gobiernan...' No. no, soy responsable de su gobierno y debo hacer lo mejor para que ellos gobiernen bien, y debo hacer lo mejor participando en la política como pueda. La política -dice la Doctrina Social de la Iglesia- es una de las formas más altas de la caridad, porque es servir al bien común. No puedo lavarme las manos. ¡Todos debemos hacer algo!

Un buen católico se involucra en la política, ofreciendo lo mejor de sí mismo, para que el gobernante pueda gobernar. Pero, ¿qué es lo mejor que nosotros podemos ofrecer a los gobernantes? ¡La oración! Aquello que dice San Pablo: 'Reza por todos los hombres y por el rey y todos aquellos que están en el poder'. 'Pero padre, es una mala persona, debería ir al infierno...' Reza por él, reza por ella. ¡Para que pueda gobernar bien, para que ame a su pueblo, para que sirva a su pueblo, para que sea humilde! ¡Un cristiano que no reza por los gobernantes, no es un buen cristiano! 'Pero padre, ¿cómo rezaré por este? Es una persona que no sirve...' ¡Reza para que se convierta! Pero rezad. Y esto no lo digo yo, lo dice San Pablo, la Palabra de Dios.

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