Mons. Reinaldo Nann

martes, 17 de septiembre de 2013

La grandeza de la humanidad depende de su relación con el que sufre


Hoy se pone de relieve la misericordia de Dios hacia los necesitados. La grandeza de la humanidad está determinada esencialmente por su relación con el sufrimiento y con el que sufre. Esto es válido tanto para el individuo como para la sociedad.

Una sociedad que no logra aceptar a los que sufren y no es capaz de contribuir mediante la "com-pasión" a que el sufrimiento sea compartido es una sociedad inhumana. Pero la sociedad no puede acoger a los que sufren si los individuos mismos no son capaces de hacerlo y, en fin, el individuo no puede aceptar el sufrimiento del otro si no logra encontrar personalmente en el sufrimiento un sentido, un camino de maduración y de esperanza.

—Jesús, ayúdame a acoger al que sufre haciendo mío su sufrimiento. Entonces este sufrimiento compartido quedará traspasado por la luz del amor y experimentaremos la alegría de la consolación: los dos —unidos en el sufrimiento— te encontraremos a ti, que has sufrido en la Cruz por nosotros.


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