Mons. Reinaldo Nann

domingo, 8 de septiembre de 2013

El cristiano es peregrino, camina con Jesús


Hoy, como la vida no está muy quieta hay que caminarla. Para permanecer en el amor de Jesús, salimos a caminar las calles de nuestra ciudad, con la certeza alegre de que Él está a nuestro lado. La alegría del amor del Señor nos hace caminar juntos como peregrinos, sintiéndonos pueblo fiel de Dios; vinculados con los demás.

No podemos hacer memoria de Jesús quedándonos instalados en nuestro propio yo. El cristiano es peregrino, caminante. Jesús nos dijo que Él es el Camino y para permanecer en un Camino hay que caminarlo. No “se permanece” estando quieto. Pero tampoco yendo a mil, chocando y atropellando: Jesús no nos quiere ni quietos ni atropelladores; nos quiere pacíficamente laboriosos en el camino. Él nos marca el ritmo.

—Así caminaba María: ella, apenas recibido el anuncio del Ángel, se levantó y se puso en camino para ir a servir a su prima. Ella acompañó a su Hijo en el camino de la Cruz y acompaña a la Iglesia hacia la casa del Padre.

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