6 de julio, 2013 (romereports.com) Durante su Misa matutina en Santa Marta, Francisco reflexionó sobre el pasaje del Evangelio de la llamada de San Mateo. Dijo que Jesús no estaba sólo con los que creían en Él, sino que buscaba a los pecadores para comer y festejar con ellos. Nunca privó a nadie de su perdón, explicó el Papa.
Papa Francisco
“'Y Jesús, continuando con esta costumbre, hace una fiesta con los pecadores y les ofrece la gracia. Quiero misericordia y no sacrificios. De hecho yo no he venido para llamar a los justos, sino a los pecadores. Quien se cree justo, ¡que se las arregle! Él ha venido por nosotros pecadores y esto es bello. ¡Dejémonos mirar por la misericordia de Jesús, hagamos fiesta y conservemos en la memoria esta salvación!”.
El cardenal Jorge Liberato Urosa Savino, Arzobispo de Caracas, concelebró la Misa con el Papa porque era el día de la fiesta nacional de Venezuela.
Extracto de La Homilía
(Fuente: Radio Vaticana)
“Y aquel hombre sentado a la mesa de recaudación de impuestos. En un primer momento Jesús lo ve y este hombre siente algo de nuevo, algo que no conocía -aquella mirada de Jesús sobre él- siente un estupor dentro, siente la invitación de Jesús: ‘¡Sígueme! ¡Sígueme!’. En aquel momento, este hombre está lleno de gozo, pero también duda un poco, porque es muy apegado al dinero. Sólo bastó un momento –que nosotros conocemos en la expresión del pintor Caravaggio: aquel hombre que miraba, pero que también con las manos, recogía el dinero- sólo un momento en el que Mateo dice si, deja todo y va con el Señor. Es el momento de la misericordia recibida y aceptada: ‘¡Sí, vengo contigo!’. Es el primer momento del encuentro, una experiencia espiritual profunda”.
“Se debe alimentar este trabajo con la memoria de aquel primer encuentro, de aquella fiesta". Y esto no es un momento, esto es un tiempo: hasta el final de la vida. La memoria. ¿Memoria de qué? ¡De aquellos hechos! ¡De aquel encuentro con Jesús que me ha cambiado la vida! ¡Que tuvo misericordia! Que ha sido tan bueno conmigo y que también me ha dicho: ‘¡Invita a tus amigos pecadores, para que hagan fiesta!’. Aquella memoria da fuerza a Mateo y a los demás para ir adelante. ‘¡El Señor me ha cambiado la vida! ¡He encontrado al Señor!’. Recuerden siempre. "Es como soplar sobre las brasas de aquella memoria, ¿no? Soplar para mantener el fuego, siempre”.
“Y Jesús, continuando con esta costumbre, hace fiesta con los pecadores y les ofrece la gracia. Quiero misericordia y no sacrificios. De hecho yo he venido no para llamar a los justos, sino a los pecadores. Quien se cree justo, ¡que se las arregle! Él ha venido por nosotros pecadores y esto es bello. ¡Dejémonos mirar por la misericordia de Jesús, hagamos fiesta y hagamos memoria de esta salvación!”.
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