Mons. Reinaldo Nann

martes, 2 de julio de 2013

El Papa impone el palio a 34 nuevos arzobispos



1 de julio, 2013 (romereports.com) Durante el “Día del Papa”, la fiesta del apóstol San Pedro, Francisco impuso el palio a los 34 arzobispos metropolitanos nombrados a lo largo del último año. El palio es una estola de lana impuesta sobre los hombros que simboliza la oveja que lleva el pastor sobre sus espaldas. Francisco les dijo que sirve para recordarles que deben difundir el Evangelio y servir a los demás.


Papa Francisco
“No sólo el obispo de Roma, también todos vosotros, los nuevos arzobispos y obispos tenéis la responsabilidad de gastaros por el Evangelio, de adaptaros a las necesidades de los demás, de no reservaros las fuerzas, de salir de vosotros mismos para poneros al servicio de las personas”.

La ceremonia del palio se celebra todos los años este día, en recuerdo de San Pedro. Es un símbolo de unidad con el Papa y la Santa Sede. Unidad en la diversidad porque, como dijo Francisco, la Iglesia es como un mosaico diseñado por Dios. Algo que debe recordarse cuando surgen diferencias o tensiones.

Papa Francisco
“Esto nos debe llevar a superar cada conflicto que toque al cuerpo de la Iglesia. Unidad en las diferencias. No existe otro camino católico. Este es el espíritu católico, el espíritu cristiano”.

Entre los 34 arzobispos que recibieron el palio, estaba el nuevo arzobispo de Buenos Aires, Mario Aurelio Poli, sucesor de Jorge Mario Bergoglio en su patria.

También estaba Joseph Cordileone, de San Francisco, California. Desde Indianápolis vino el arzobispo Joseph William Tobin.

De México estaba el arzobispo de Monterrey, Rogelio Cabrera López, que vino acompañado de muchos peregrinos.

Cuando llegó Jesús Juárez Párraga, arzobispo de Sucre, Bolivia, el Papa se puso de pie para evitar que tuviera que arrodillarse.

Papa Francisco
“Cuando dejamos que prevalezcan nuestras ideas, nuestros sentimientos, la lógica del poder humano, y no nos dejamos instruir y guiar por la fe, por Dios, nos convertimos en piedras de tropiezo. La fe en Cristo es la luz de nuestra vida de cristianos y de ministros de la Iglesia”.

En la ceremonia participó un coro luterano. Se trata del coro de la Thomaskirche de Leipzig, al que perteneció Johann Sebastian Bach desde el año 1723 hasta su muerte en el año 1750. Este coro cantó durante toda la ceremonia junto al coro oficial del Vaticano, la Capilla Sixtina.

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