Mons. Reinaldo Nann

martes, 11 de junio de 2013

Papa Francisco: "Si pretendemos hacer una Iglesia rica, la Iglesia envejece"



11 de junio, 2013 (romereports.com) Durante la Misa en Casa Santa Marta el Papa Francisco explicó como era la actitud de los apóstoles cuando iban a predicar. No se preocupaban de su bienestar material y confiaban en Dios que concede gratuitamente sus dones.

Papa Francisco
“Estas dos son los signos de que el apóstol vive esta gratuidad: la pobreza y la capacidad de alabar al Señor. Y cuando encontramos apóstoles que quieren hacer una Iglesia rica es una Iglesia sin la gratuidad de la alabanza, la Iglesia envejece, la Iglesia se convierte en una ONG, la Iglesia no tiene vida. Pidamos hoy al Señor la gracia de reconocer esta gratuidad: 'Lo que habéis recibido gratuitamente, dadlo gratuitamente'. Reconocer esa gratuidad, ese don de Dios. Y también vayamos adelante en la predicación evangélica con esa gratuidad”.

El Papa Francisco explicó que hay que sacar adelante las obras de la Iglesia, que a veces son complejas, pero con espíritu de pobreza, no con la mentalidad de emprendedores o inversores.

Extracto textual de la Homilía
(Fuente: Radio Vaticana)


“La predicación evangélica nace de la gratuidad, del estupor de la salvación que se recibe. Y aquello que he recibido gratuitamente debo darlo gratuitamente. Desde el inicio esto era así. San Pedro no tenía una cuenta corriente en el banco, y cuando tuvo que pagar los impuestos el Señor lo mandó al mar a pescar un pez y encontrar una moneda dentro del pez para pagar. Felipe, cuando se encontró con el ministro de Economía de la reina Candace, no pensó: 'Ah, muy bien, hagamos una organización para financiar el Evangelio...' ¡No! No hizo un negocio con él: le enseñó, le bautizó y se fue”.

"Todo es gracia. Todo. ¿Y cuáles son los signos de que un apóstol vive esta gratuidad? Son muchos, pero voy a subrayar sólo dos: el primero, la pobreza. El anuncio del Evangelio debe ir siempre por el camino de la pobreza. El testimonio de esta pobreza: No tengo riquezas, mi riqueza es solamente el don que he recibido, Dios. Esta gratuidad: ¡esta es nuestra riqueza! Y esta pobreza nos libra de convertirnos en organizadores, emprendedores... Se deben llevar adelante las obras de la Iglesia, y algunas son un poco complejas; pero con corazón de pobreza, no con el corazón de inversor o de emprendedor".

Estas dos son los signos de que el apóstol vive esta gratuidad: la pobreza y la capacidad de alabar al Señor. Y cuando encontramos apóstoles que quieren hacer una Iglesia rica es una Iglesia sin la gratuidad de la alabanza, la Iglesia envejece, la Iglesia se convierte en una ONG, la Iglesia no tiene vida. Pidamos hoy al Señor la gracia de reconocer esta gratuidad: 'Lo que habéis recibido gratuitamente, dadlo gratuitamente'. Reconocer esa gratuidad, ese don de Dios. Y también vayamos adelante en la predicación evangélica con esa gratuidad”.

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