Mons. Reinaldo Nann

lunes, 24 de junio de 2013

Papa Francisco: "La Iglesia no debe apropiarse del Evangelio sino proclamarlo"



24 de junio, 2013 (romereports.com) El 24 de junio la Iglesia celebra la fiesta de San Juan Bautista. Por eso el Papa explicó durante la Misa en la Casa Santa Marta que la Iglesia debe ser como San Juan que era “la voz que clama en el desierto” no era la Palabra sino la voz que anuncia esa Palabra.

Papa Francisco
“La Iglesia existe para proclamar, para ser voz de una Palabra, de su esposo, que es la Palabra. Y la Iglesia existe para proclamar esta palabra hasta el martirio. Martirio precisamente a manos de los soberbios, de los más soberbios de la Tierra. Este es el modelo que nos ofrece Juan, para nosotros y para la Iglesia. Una Iglesia que siempre esta al servicio de la Palabra. Una Iglesia que nunca tome nada como propio.”.

El Papa dijo que San Juan Bautista, que podía haber alcanzado gloria terrena, porque todos lo consideraban el Mesías, se anonadó hasta morir humillado por fidelidad a lo que Dios le pidió preparando la venida de Cristo.

Extracto de La Homilía
(Fuente: Radio Vaticana)


“Juan parece no ser nada. Esa es la vocación de Juan: anonadarse. Y cuando contemplamos la vida de este hombre, tan grande, tan potente –todos creían que el era el Mesías- cuando contemplamos esta vida, cómo se rebaja hasta la oscuridad de la cárcel, contemplamos un gran misterio. No sabemos como fueron los últimos días de Juan. No lo sabemos. Sólo sabemos que fue asesinado: Su cabeza sobre una bandeja, como gran regalo de una bailarina a una adúltera. Creo que no se puede llegar más abajo, anonadarse. Este fue el final de Juan”.

“La Iglesia existe para proclamar, para ser voz de una Palabra, de su esposo, que es la Palabra. Y la Iglesia existe para proclamar esta palabra hasta el martirio. Martirio precisamente a manos de los soberbios, de los más soberbios de la Tierra. Juan podía sentirse importante, podía haber dicho algo de sí mismo. Pero Pienso que nunca lo hizo, sólo esto: indicaba, se sentía como una voz, no como Palabra. Ese era el secreto de Juan. ¿Por qué Juan era santo y no pecó? Porque nunca asumió la verdad como algo propio. No quiso hacerse ideólogo. Fue un hombre que se negó a sí mismo, para que la Palabra sobresaliese. Y nosotros, como Iglesia, podemos pedirle hoy la gracia de no convertirnos en una Iglesia ideologizada”.

“Este es el modelo que nos ofrece Juan, para nosotros y para la Iglesia. Una Iglesia que siempre esta al servicio de la Palabra. Una Iglesia que nunca tome nada como propio. Hoy en la oración hemos pedido la gracia de la alegría, hemos pedido al Señor que aliente a la Iglesia en su servicio a la Palabra, que sea voz de esta Palabra, predique esta Palabra. Pidamos la gracia de imitar a Juan, sin ideas propias, sin apropiarnos del Evangelio, solamente ser una Iglesia voz, que señala la Palabra, y eso hasta el martirio. Así sea”.

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