Mons. Reinaldo Nann

martes, 4 de junio de 2013

El Papa Francisco critica la hipocresía que es "la lengua de los corruptos"



4 de junio, 2013 (romereports.com) El Papa Francisco durante la Misa en Casa Santa Marta comentó el pasaje del Evangelio en el que algunos judíos, con buenas palabras, intentan tender una trampa a Jesús. El Papa dijo que ese lenguaje hipócrita, que prescinde del amor, es el que emplean los corruptos.


Papa Francisco
“Este es precisamente el lenguaje de la corrupción: la hipocresía. Y cuando Jesús habla a sus discípulos, dice: ¡Que vuestro hablar sea 'Sí, sí. No, no’ La hipocresía no es el lenguaje de la verdad, porque la verdad nunca va sola, ¡nunca! ¡Va siempre con el amor! No existe la verdad sin el amor. El amor es la primera verdad. Si no hay amor, no hay verdad. Estos quieren una verdad esclava de sus propios intereses. Podemos decir que hay un amor, pero es un amor hacia sí mismos, el amor a ellos mismos. Esa idolatría narcisista que los lleva a traicionar a los otros, los conduce a abusar de la confianza”.

El Papa explicó la importancia de ser claros al hablar, diciendo la verdad pero sin faltar a la caridad con los demás, sin intentar manipular a los otros.

Papa Francisco
“Todos tenemos cierta debilidad interior y nos gusta que nos digan cosas buenas. Nos gusta, a todos, algo de vanidad tenemos y estos corruptos lo saben y con este lenguaje tratan de debilitarnos. Pensemos bien hoy: ¿Cuál es nuestra lengua? ¿Hablamos con la verdad, con el amor, o hablamos un poco con ese lenguaje social, educado, también diciendo cosas bellas, pero que no sentimos? Que nuestra forma de hablar sea evangélica, hermanos. Después, estos hipócritas que comienzan con las alabanzas, la adulación y todo esto, terminan buscando testigos para acusar a quien habían alabado. Pidamos hoy al Señor que nuestra forma de hablar sea el modo de hablar de los sencillos, el hablar del niño, el hablar de los hijos de Dios, hablar de la verdad y desde el amor”.

Concelebró junto al Papa el Patriarca de Cilicia de los Armenios y participó un grupo de trabajadores de la Biblioteca Apostólica Vaticana.

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