Mons. Reinaldo Nann

miércoles, 3 de abril de 2013

La Eucaristía, alimento del cristiano



Hoy los discípulos no parten separados, cada uno por su cuenta, sino juntos. Y no hablan de asuntos ajenos, sino de lo que había acontecido: la pasión y la muerte de Jesucristo. La comunión de compañía se transfigura y se transforma por una comunión de recuerdo, que culminará en una comunión de hospitalidad, de "comensalidad" y, finalmente, de captación interpersonal.

Lo impresionante del caso es que “Jesús compañero” de camino y “Jesús comensal” no es captado en su verdad última hasta que culmina en “Jesús Eucaristía”, es decir, hasta que no se da a conocer −¡y a comer!— a Sí mismo “al partir el pan”.

—Señor Jesús, que continúas y continuarás haciendo en tu Iglesia el gesto de “partir el pan” hasta el fin de los tiempos, concédenos la gracia de comerte para "serte" y de "serte" para comerte, a la vez que de "sernos" mutuamente verdaderos hermanos en la comunión de amor. ¡Amén!

Comentario: Rev. D. Antoni ORIOL i Tataret (Vic, Barcelona, España).

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