Mons. Reinaldo Nann

lunes, 18 de marzo de 2013

Relativismo. Subjetivismo. Individualismo



Hoy en día, la cultura actual, profundamente marcada por un subjetivismo que desemboca muchas veces en el individualismo extremo o en el relativismo, impulsa a los hombres a convertirse en única medida de sí mismos, perdiendo de vista otros objetivos que no estén centrados en su propio yo, transformado en único criterio de valoración de la realidad.

De este modo, el hombre tiende a replegarse cada vez más en sí mismo, a encerrarse en un microcosmos existencial asfixiante, en el que ya no tienen cabida los grandes ideales, abiertos a la trascendencia, a Dios. En cambio, el hombre que no se deja encerrar en los estrechos límites de su propio egoísmo es capaz de una mirada auténtica hacia los demás y hacia la creación.

—Con esa mirada, el hombre toma conciencia de su característica esencial de criatura en continuo devenir, llamada a un crecimiento armonioso en todas sus dimensiones, comenzando precisamente por su propia interioridad, para llegar a la realización plena del proyecto que el Creador ha grabado en su ser más profundo.

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