Síntesis
histórica de la celebración de la Cuaresma.
Se suele afirmar que tiene una historia y una prehistoria.
1.- La prehistoria
Desde finales del siglo II, la preparación pascual era de
dos días, de ayuno riguroso de carácter escatológico. En la Didascalia, se dice
que dura una semana, y este ayuno tiene además, un sentido ascético.
En Roma, a finales del siglo III, la preparación era de
tres semanas, en las que se ayunaba diariamente, excepto sábados y domingos.
2.- La historia
El nacimiento de la Cuaresma, tiene lugar en el siglo IV,
según el testimonio de Eusebio (ca. 332), consolidándose tanto en Oriente como
en Occidente.
Hacia el año 385 la preparación pascual, se alargó a seis
semanas, también con ayuno diario, con las excepciones indicadas, excluyéndose
el viernes y el sábado últimos, pertenecientes al Triduo Sacro. El ayuno
cuaresmal, empezaba el primer domingo de cuaresma. A finales del siglo V los
ayunos ya establecidos del miércoles y viernes anteriores a ese domingo ganaron
en importancia y se convirtieron en preparación para el ayuno pascual.
3.- La evolución cuantitativa en el cómputo
de ayuno
Durante los siglos VI-VII, varió el cómputo del ayuno,
pasando del primer domingo de cuaresma, al Jueves Santo incluido, es decir una
Quadragésima, es decir, —cuarenta días—, a una Quinquagésima, o sean cincuenta
días, contados desde el domingo anterior al primero de Cuaresma, hasta el de
Pascua; a una Sexagésima, que retroceden un domingo más y terminan el miércoles
de la octava de pascua, y finalmente a una Septuagésima, que serían setenta
días, ganando un domingo más y concluyendo el segundo domingo de pascua. Este
nuevo período tenía carácter ascético y debió introducirse por influencias del
Oriente.
Esta evolución cuantitativa se extendió también a las
celebraciones. En efecto la Cuaresma más antigua en Roma sólo tenía dos días
litúrgicos, los miércoles y los viernes, y se hacía una estación (statio) en una iglesia
diferente. Posteriormente en tiempos de San León Papa (440-461), se añadieron
los lunes. Posteriormente, los martes y los sábados. Durante el pontificado de
Gregorio II (715-731), se agregará el jueves y se completa la semana.
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