Mons. Reinaldo Nann

domingo, 18 de noviembre de 2012

Mis palabras no pasarán



Hoy el Evangelio presenta una parte del discurso de Jesús sobre el final de los tiempos. Hay una frase que impresiona por su claridad sintética: "El cielo y la tierra pasarán, pero mis palabras no pasarán".

La expresión "el cielo y la tierra" aparece con frecuencia en la Biblia para indicar todo el universo, todo el cosmos. Jesús declara que todo esto está destinado a "pasar". No sólo la tierra, sino también el cielo, que aquí se entiende en sentido cósmico, no como sinónimo de Dios. La Sagrada Escritura no conoce ambigüedad: toda la creación está marcada por la finitud. Con esta clara distinción, Jesús afirma que sus palabras "no pasarán", es decir, están de la parte de Dios y, por consiguiente, son eternas.

—Quienes oyen la Palabra, la acogen y dan fruto, forman parte del reino de Dios, es decir, viven bajo su señorío; están en el mundo, pero ya no son del mundo; llevan dentro una semilla de eternidad, y al final producirá la resurrección de la carne. Este es el poder de la Palabra de Cristo.

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